DETRÁS DEL MURO
Los muros fronterizos que ya separan a México y Estados Unidos
La frontera de México y Estados Unidos mide más de 3000 kilómetros y ya cuenta con diversas barreras naturales, como el río Bravo y terreno escabroso.
La frontera de México y Estados Unidos mide más de 3000 kilómetros y ya cuenta con diversas barreras naturales, como el río Bravo y terreno escabroso.
A sus ocho años, Felipe Gómez Alonzo recorrió con su padre, Agustín, los 3.190 kilómetros que separan su pueblo, Nentón, en el norte de Guatemala, de Alamogordo, en Nuevo México, para morir allí el día de Nochebuena. Es una distancia mayor que la que hay entre Varsovia y Madrid.
El anuncio de un acuerdo entre Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump para frenar la migración masiva hacia Estados Unidos es una muestra del acercamiento entre los dos mandatarios, que no son tan distantes como parecen.
Donald Trump se ha salido con una nueva teoría según la cual México está realmente pagando por el muro que quiere construir en la frontera a pesar de que los mexicanos han dicho mil veces que no piensan poner un centavo.
La mañana del 29 de noviembre se largó a llover a cántaros en Tijuana. Al comenzar la tarde la situación ya era calamitosa.
En los últimos años, partidos de extrema derecha han logrado entrar en los parlamentos de muchos países de Europa. Una de las excepciones es Portugal.
Esos migrantes, sin importar sus motivos para venir, son víctimas del abuso en ambos extremos de su trayecto: en su país los atacan las pandillas, los traficantes de personas y las grandes organizaciones criminales; en EU, sus verdugos son los políticos que buscan alguna victoria política.
Sorpresa y decepción. El 22 de noviembre, en un especial del periódico The Guardian sobre populismo, la ex candidata presidencial Hillary Clinton salió en defensa parcial de su némesis Donald Trump, declarándose a favor de una política migratoria más estricta.
Para ello, convocaron una manifestación desde el deportivo Benito Juárez donde viven más de 4,000 migrantes que partieron el 13 de octubre desde la ciudad hondureña de San Pedro Sula y a los que se han ido sumando migrantes de otros países de Centroamérica.
Su abuela y su tía intentaron convertir la humilde casa de concreto en las afueras de San Pedro Sula en un salón de fiestas, pero la niña de pelo corto ondulado y sonrisa pícara no tenía las dos cosas que más quería en ese momento: una piñata con forma de muñeca y sus padres.
El secretario de Defensa Jim Mattis anunció una visita a la frontera entre México y Estados Unidos, donde soldados erigen barreras y desarrollan otras tareas a favor de la seguridad fronteriza.
Los padres y abuelos se congregaron en el pequeño auditorio de esta tranquila ciudad de esquí a dos horas y media al norte de Toronto para aprender cómo hablarles a los adolescentes sobre los efectos potencialmente nocivos de la marihuana.
Ella recuerda que el agente de la Patrulla Fronteriza estaba calmado mientras la ató a un árbol y le puso cinta aislante sobre la boca. No dijo casi nada.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el miércoles que espera poder trabajar con el Congreso en temas de inmigración para financiar su muro fronterizo, así como para abordar la situación de miles de jóvenes inmigrantes que viven en el país sin un estatus legal.
Las autoridades federales han concedido un contrato de 145 millones de dólares a una compañía de Texas para que construya 9,6 kilómetros de muro en la frontera de Estados Unidos con México, en la zona del Valle del Río Grande.
Las tropas que serán desplegadas en áreas fronterizas de Texas, Arizona y California son una pequeña fracción de los aproximadamente 1,3 millones de soldados en servicio activo, y la misión deberá durar solamente 45 días.
El presidente Donald Trump, ansioso por atraer la atención de los votantes a la agenda migratoria, reiteró sus amenazas contra la caravana, al tuitear: "¡Es una invasión a nuestro país y nuestro ejército los está esperando!"
Suben en silencio 11 africanos con una pequeña mochila cada uno. Al cabo de 15 minutos bajarán en Claviere, último pueblo de Italia antes de llegar a Francia: 1,800 metros de altura y seis grados menos.
San Francisco ha pasado a ser la ciudad más grande del país que permite a extranjeros que no son ciudadanos, incluidos los que están en el país sin permiso, votar en elecciones locales, pero la perspectiva de que el gobierno de Trump conozca sus identidades parece estar alejándolos de las urnas.
Cuando leí la cifra en el informe de Migración Colombia me tomé la libertad de realizar un pequeño experimento: le pregunté a un puñado de buenos amigos colombianos, todos bien informados, todos alejados de posiciones radicales anti-inmigración, cuántos venezolanos pensaban que había en el país.