Reportajes
Una cuarentena propia
Los encierros durante la pandemia del coronavirus pueden funcionar como las trincheras en la guerra de la desigualdad de género, pero también apuntan a caminos para el futuro.
Los encierros durante la pandemia del coronavirus pueden funcionar como las trincheras en la guerra de la desigualdad de género, pero también apuntan a caminos para el futuro.
La alarma sanitaria obligó a priorizar el teletrabajo cuando fuera posible y eso mandó a millones de empleados de las oficinas a sus casas. Con el inicio del desconfinamiento, y todavía sin una normativa específica, las compañías ya hacen planes bajo una gran incertidumbre.
Empresas con buenas plataformas tecnológicas o en el sector del almacenaje y la distribución podrían tener posibilidades de adaptación, mientras negocios relacionados con el turismo, restaurantes o el entretenimiento podrían pasarlo peor.
El hijo de Daniel Levin, Linus, tenía que haber estado estudiando matemáticas. En lugar de eso, fingió darse una ducha en la sala, frotando una goma para borrar en sus axilas como si se tratara de una barra de jabón, lo cual molestó a su hermana de 5 años y la distrajo de sus tareas de colorear.
América Latina comienza a suavizar las medidas ante el coronavirus en busca de la "nueva normalidad", pero la amenaza de que lo peor está por llegar le acecha y los expertos advierten que bajar la guardia puede ser "desastroso".
El tráfico sobre avenida Jerusalén suele ser siempre muy difícil, va a vuelta de rueda, hay miles de apresurados conductores atropellándose por un espacio para avanzar y llegar a tiempo a sus empleos.
Madre soltera atrincherada en su casa con su hija adolescente, Sharon Litwin ve a sus amigos, igual que la mayoría de la gente en estos días, por una pantalla. De todos modos, son vitales para ella en estos momentos.
Año tras año en el día del santo patrón de los médicos, el doctor Roberto Stella organizaba una ceremonia sencilla en una pequeña iglesia del norte de Italia en homenaje a los médicos muertos en cumplimiento de su deber.
Estigmatizados como focos de contagio en algunos países, los trabajadores de la salud han sido agredidos, maltratados y marginados. En México, las enfermeras que trabajan bajo sus órdenes han sido atacadas brutalmente en al menos 21 ocasiones, acusadas de propagar el coronavirus.
Las posibilidades no eran buenas: podría morir o podría tener una enfermedad larga que, como doctor, significara una ausencia inadmisible en el hospital en el que trabajo, en la capital de Ecuador.
La pandemia ha trastocado el precario equilibrio de las mamás trabajadoras, que se han encontrado refugiadas en los baños de casa o en sus autos mientras intentan conciliar su empleo con las demandas de cuidado familiar.
Pasé diez días atendiendo neumonías en un hospital de Manhattan y esto es lo que aprendí. He sido médico de urgencias durante treinta años. En 1994, inventé un sistema de imágenes para enseñar a intubar, el procedimiento de insertar tubos de respiración.
En un artículo que publicaba esta semana la revista Time, la propia Tsai apunta que la clave de la reacción temprana fueron “las dolorosas lecciones del brote de SARS en 2003, que dejó a Taiwán traumatizada con la pérdida de docenas de vidas”.
La pandemia del coronavirus ha causado un fuerte impacto en la economía mundial a un ritmo sin precedentes. A continuación, ofrecemos los acontecimientos del jueves relacionados con la situación económica, los empleos y la propagación del virus en todo el mundo.
El miedo se ha convertido en el factor ordenador de la sociedad global en la pandemia. Pero ¿cómo orientarnos ahora que el miedo está desnudo? Fracasamos. Nos creíamos tan poderosos y un virus nos deshizo.
Países de todo el mundo han gastado miles de millones de dólares rescatando a empresas afectadas por el brote de coronavirus. Los cocaleros peruanos, que cultivan la tupida planta utilizada para producir cocaína, dicen que también quieren ayuda.
Bajo un cálido sol vespertino, Chen Enting tomó una foto del boleto para su primer viaje en ferry por el río Yangtsé después de 76 días de cuarentena en la ciudad donde comenzó la pandemia del coronavirus.
La ciudad de Manaos, capital del selvático estado Amazonas de Brasil, vive un caos sanitario por el nuevo coronavirus: falta personal médico, algunos hospitales almacenan cadáveres en camiones frigoríficos y los cementerios empezaron a abrir fosas comunes.
El coronavirus se está propagando desde las ciudades más grandes de Estados Unidos hasta sus suburbios y ha empezado a irrumpir en las regiones rurales de la nación. Se cree que el virus ha infectado a millones de ciudadanos y ha cobrado la vida de más de 34,000.
Las mascarillas se han vuelto un emblema del combate contra el coronavirus: funcionarios estadounidenses y de todo el mundo han recomendado —y en algunos casos ordenado— que la gente las use para que se pueda detener la propagación del brote mortal.