MENSAJERÍA
El Don del Consejo
Luego, cultivemos el silencio del alma para dar espacio a la escucha del Espíritu. Callar sobre todo las preocupaciones, pasiones, apegos, todo lo que es ruído de la criatura. Y del yo. Cuándo escuchamos mucho ruído interior, podemos sospechar que allí no habla el Espíritu Santo.