TESTIMONIOS
Santa Mónica, aquella que concibió para la eternidad a su hijo San Agustín
Era una cálida mañana africana, alrededor del año 375. Entraba una distinguida señora a una de las iglesias de Cartago. Por el porte, denotaba ser de noble familia, aunque no se vistiese ricamente. Aparentaba tener cuarenta y pocos años. Su fisionomía estaba marcada por el sufrimiento.