ECOLOGÍA
La estrella del cambio climático
Después de dos semanas de agitada travesía, la activista medioambiental sueca Greta Thunberg ha llegado a Nueva York para participar en la Cumbre de Acción Climática organizada por Naciones Unidas.
Después de dos semanas de agitada travesía, la activista medioambiental sueca Greta Thunberg ha llegado a Nueva York para participar en la Cumbre de Acción Climática organizada por Naciones Unidas.
Necesitamos encontrar una opción económica que beneficie a los habitantes de la selva y al resto del mundo. La ayuda es bienvenida, siempre y cuando se respete la soberanía brasileña.
El fuego devasta la Amazonia. No es nada nuevo, por desgracia, pues cada año llegan de manera puntual las noticias de incendios que arrasan miles y miles de hectáreas.
São Paulo siempre ha visto mal tiempo. Pero el pasado lunes las nubes oscurecieron el cielo y se hizo de noche a las tres de la tarde. Poco después, los paulistas se enteraron de que, además de la lluvia, había humo. Lo suficiente para generar un efecto óptico que dejaba el cielo casi negro.
Es noche cerrada y la oscuridad es casi absoluta en el puente de mando del rompehielos Almirante Irizar. Quienes llevan el rumbo se adivinan entre sombras, en una coreografía de voces heredada de antiguas travesías. Fuera sopla un viento suave y casi no hay olas.
La Amazonia brasileña arde como nunca. En los casi ocho primeros meses del año se han producido casi un 84% más de incendios que en el mismo periodo —entre enero y el pasado lunes— de 2018, el ritmo más alto desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales comenzó la medición en 2013.
El año pasado me uní a una expedición de Greenpeace en la Antártida para documentar el estado de nuestros océanos y poner mi granito de arena para acercar toda esa maravillosa diversidad de la que fui testigo a las personas que quizás nunca tengan la oportunidad de verla.
Sembrar y cosechar: el núcleo de la sociedad humana. En tiempos antiguos, la agricultura contribuyó al surgimiento de las primeras grandes civilizaciones.
Una vez que la sociedad se ha persuadido de la realidad del cambio climático, lo que ha hecho ha sido echarle la culpa a la industria energética, a los empresarios depredadores que deforestan el Amazonas para obtener biocombustible...
El asistente de laboratorio abrió el congelador y sacó un objeto del tamaño de un balón de fútbol que estaba metido en una bolsa de plástico hecha jirones, le quitó su cubierta lodosa y lo colocó sobre una mesa de madera. Se trataba de la cabeza de un lobo.
Las anomalías climáticas de la semana pasada cuando en algunas zonas de Europa Occidental las temperaturas llegaron a casi 45 grados centígrados, hicieron que muchos volvieran a plantearse la cuestión del calentamiento global.
La mujer salió antes del amanecer. Sus cuatro hijos todavía estaban dormidos en su casa de bloques de hormigón en Abobo, un laberinto de tiendas y viviendas lleno de trabajadores portuarios, conductores de taxi, obreros de fábricas y vendedores callejeros.
Otra vez, el nuevo Gobierno, el gobierno de AMLO, tiene delante una oportunidad para demostrar que es todo aquello que prometió ser: el derrame del Mar de Cortés —cuyas primeras víctimas yacen caparazones arriba sobre las playas— no puede quedar impune.
“Desde la superficie no podíamos ver ninguna estrella, pero por la escotilla sobre mi cabeza ahora estoy mirando la Tierra. Es grande, brillante y preciosa”. La humanidad regresó de su primer paseo por la Luna orgullosa del gran salto que acababa de dar, pero también con una conciencia clara...
Los guardias forestales caminaron durante horas a través del denso bosque tailandés, en un silencio casi completo; no hablaron más que en un suave susurro. Era de madrugada, pero las hojas ya goteaban por la humedad y el calor.
La semana pasada se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Un hecho que hasta la fecha me tocaba tangencialmente. Como todos, entendía que tenemos que cambiar nuestros hábitos, que no podemos exprimir la Tierra y sembrarla de desechos, que tenemos que empezar a actuar a diferentes niveles.
Para entender por qué no funcionan las nuevas sanciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y otras medidas que tienen el objetivo de frenar la inmigración de Centroamérica al norte, entren a la casucha oscura y triste de Ana Jorge Jorge.
El día amanece nublado en Nairobi, la capital de Kenia. Es 30 de abril de 2016. En uno de los parques principales de la ciudad, varias pilas de marfil están dispuestas para arder en apenas unas horas.
Varios incendios forestales han arrasado este año las menguantes áreas de naturaleza que aún bordean partes de la Ciudad de México y Guadalajara, las dos mayores urbes del país. Esto no sucede por casualidad o mala fortuna.
El primer año en el que el desarrollo económico superó la capacidad de carga de la Tierra fue 1980, según científicos. Han pasado casi 4 décadas desde entonces; a partir de ese momento, los ciudadanos comenzamos a consumir recursos naturales a un ritmo superior al que el planeta podrá recuperar.