Confiar en Dios es ponernos en sus manos
Confiar en Dios requiere, de cada uno de nosotros, que nos pongamos en sus manos. Esta confianza en Dios, base de la conversión del corazón, requiere que auténticamente estemos dispuestos a soltarnos en Él.
Confiar en Dios requiere, de cada uno de nosotros, que nos pongamos en sus manos. Esta confianza en Dios, base de la conversión del corazón, requiere que auténticamente estemos dispuestos a soltarnos en Él.
"No a nosotros, oh Señor, no a nosotros, a vuestro nombre, entretanto, toda la gloria", canta el Salmista, sintetizando, en pocas palabras, el deseo que anima el corazón de los justos. Ninguna otra señal es tan reveladora de la santidad de alguien cuanto ese infatigable deseo de dirigir a Dios.
Cuando se camina al interior de la selva se ven sombras y luces que se proyectan en el suelo rústico. El Sol puede brillar en todo su fulgor, entretanto, las hojas impiden verlo y en la floresta solo se percibe que él existe debido a estos diseños que se forman con los rayos filtrados.
Un tema delicado, sin dudas. Contradictorio al menos en apariencia, difícil de poner en palabras que conformen a todo el mundo. Para algunos, vale aquello de que "mas fácil es que pase un camello por el ojo de una cerradura, de que entre un rico al Reino de los Cielos".
El creer que Dios existe no hace que seamos mejores personas que aquellos que no creen. Ni tan siquiera el tener la certeza de su omnipresencia; no ya el creer, sino el saber que Él es, ha sido y será, no nos hace dignos de su amor y merecedores de su ayuda... de su fuerza frente a la adversidad.
La Transfiguración del Señor es particularmente importante para nosotros por lo que viene a significar. Por una parte, significa lo que Cristo es; Cristo que se manifiesta como lo que Él es ante sus discípulos: como Hijo de Dios.
Desde luego las cosas han cambiado. Las abstinencias de los viernes, por ejemplo, resultan a menudo poco significativas. Y los pequeños o grandes sacrificios no tienen muy buena prensa, y además no se sabe exactamente para qué sirven y si tienen suficiente sentido.
El hombre es curioso por naturaleza. Queremos saber, no sólo cuando somos niños, sino también cuando las canas van cubriendo nuestras cabezas. Uno de los temas que más nos apasiona es descubrir el origen de la vida.
En el episodio del Juicio Final del evangelio de san Mateo, leemos: "Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Sabemos que en el desarrollo de la vida espiritual de nuestras almas, estas han de pasar por tres vías si es que desean alcanzar su plena integración en el amor del Señor, negarse a uno mismo es una de ellas.
Todas las personas tienen que luchar y esforzarse por ser cada día mejores. Quienes lo hacen, alcanzan mucha más satisfacción y felicidad en sus vidas. En cambio, quienes se abandonan y eluden la lucha personal por mejorar, acaban teniendo que luchar más todavía por defender sus apegos y miserias.
En aquel tiempo, el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
San Francisco de Sales sabía que nuestro corazón, cuando funciona bien, late, vive, suspira, trabaja, para Dios. Pero también sabía que existen cinco peligros que nos apartan de Dios, que enferman y paralizan el buen funcionamiento de nuestro corazón.
Tal vez para la debilidad propia a las nuevas generaciones, debilidad ciertamente compartida por el autor de estas sencillas líneas, Dios va mostrando aquí y allá un camino maravilloso, que Plinio Corr�a de Oliveira llamaba el de la "Búsqueda del Absoluto".
"Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hebreos 4:15).
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya.
La conciencia crece cuando aprendemos que sólo yo mismo puedo hacerme daño, los demás no. Así dejamos de perder energía luchando, reprimiendo... y podemos aprovechar esa fuerza para cosas asertivas.
Tratemos de comprender juntos qué es la confesión: si lo comprendes verdaderamente, con la mente y con el corazón, sentirás la necesidad y la alegría de hacer experiencia de este encuentro, en el que Dios, dándote su perdón mediante el ministro de la Iglesia.
El Papa Francisco nos propone un camino frente al marginado, frente al leproso de nuestros días: "primerear", involucrarse, acompañar, fructificar y celebrar. No es solamente tener compasión y dar migajas que tranquilicen nuestra conciencia: es acercarse e involucrarse con el marginado.
Jesús-pecado: he aquí dos palabras opuestas, contradictorias. Más opuestas que lo blanco y lo negro, que la paz y la violencia, que la vida y la muerte. El pecado es el reverso de la idea de Dios. Dios es la fuerza; el pecado es, no otra fuerza, sino la debilidad.
A veces nos preguntamos ¿Por qué no somos capaces de ver a Dios en todo lo que nos rodea? Todo ha sido creado por Él, por lo que lleva impresa su huella y conserva el hálito del ser donado por Dios.
Quien más, quien menos, todos hemos encontrado en el mundo dos o tres docenas de almas así. Y hemos sido felices de estar a su lado. Y hemos pensado que, con un poco más de esfuerzo, hasta nosotros podríamos parecemos un poco a ellas.
Jesús se manifestó a muchas almas a través de los siglos, a partir de aquel día en que Sus amigos, discípulos, apóstoles y Su propia Madre presenciaron Su Ascensión al Reino. De este modo, El se presentó hace ya tiempo a Santa Margarita María de Alacoque.
Sin embargo, en cierto sentido sí se puede "mandar" la alegría. San Pablo se atrevió a pedirlo con su pluma limpia, desde su escucha al Espíritu Santo. "Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres".
Uno de los más interesantes retos que se nos presenta en la vida es el de encontrarle sentido. Por sí misma, la vida tiene sentido, pero nos corresponde a cada uno de nosotros encontrarle el sentido individual que nos permita aprovechar al máximo nuestro camino por este mundo.
Hablamos de todo, pero no de lo esencial o más profundo de nuestras vidas. Es algo comprobable lo que nos cuesta hablar entre los seres humanos de las cosas verdaderamente profundas e importantes que hacen a nuestra vida.
Estos misioneros construían comunidad, ayudaban a los pobres, sostenían su esperanza, revivían la tradición cristiana como hecho vivo y presente. Por eso eran más peligrosos que el ejército y la policía, porque hacían evidente la mentira de la violencia revolucionaria.
María, que indudablemente fue adornada de gracias excepcionales por Dios Padre para servir de Madre natural a Su Hijo Jesús, es -a pesar de estos dones especiales- plena y totalmente humana como somos todos los hombres y mujeres de este mundo.
Hoy celebramos una fiesta muy hermosa: la purificación de María y la presentación del Niño en el templo. En esta fiesta se dan la mano la humildad de María y el amor a la misión de Cristo. Ni María necesitaba ofrecerse al Padre, pues toda su vida no tenía otro sentido.
"Enseñar", "enseñanza" son palabras frecuentes en los textos del Nuevo Testamento. Aparecen también varias veces en la liturgia de este cuarto domingo ordinario. Jesús es presentado por san Marcos como el maestro "que enseña con autoridad", "una enseñanza nueva".
En el momento de la Ascensión de Jesucristo al Cielo, cuando los Apóstoles y discípulos se quedaron extasiados viendo hacia donde había desaparecido el Señor entre las nubes, sucedió que dos Angeles se aparecieron para decirles: "Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?.
La doctrina social de la Iglesia es aquella enseñanza que nace del diálogo entre el Evangelio y la vida económico social de los pueblos. Esa doctrina busca iluminar las realidades terrenas y en ella se apoyan los pastores de la Iglesia Católica para orientar en estas materias.
Con la venida de Nuestro Señor Jesucristo a este mundo, "se inició un nuevo régimen en la historia del pueblo electo: la era de la justicia inclemente estaba terminada y comenzaba la era de la misericordia. ¡Y esta, tan más fuerte que aquella!".
Como círculos concéntricos, así es el Plan de Dios. Si se analizan las Escrituras, es evidente que el mismo argumento, la misma historia se repite una y otra vez, con distintos personajes, pero con el mismo significado y mensaje.
Según el diccionario de la RAE, apócrifo quiere decir fabuloso, supuesto o fingido, aunque actualmente la acepción más utilizada para el término apócrifo presenta una connotación de falsedad.