COMO ANILLO AL DEDO
Semejanzas entre López Obrador y Donald Trump
Trump controla a su gabinete por medio del miedo, en tanto AMLO a su vez tiene también amedrentado al suyo integrado por personajes que niegan a diario las evidencias más palpables.
Trump controla a su gabinete por medio del miedo, en tanto AMLO a su vez tiene también amedrentado al suyo integrado por personajes que niegan a diario las evidencias más palpables.
Donald Trump ya no tendrá que preocuparse por construir y financiar su muro; México se ha erigido en él. Seremos la barrera entre los inmigrantes y un presidente que los presenta como una amenaza de seguridad nacional.
El conflicto migratorio —arancelario— que hoy enfrenta a México y Estados Unidos es consecuencia de muchos factores, pero a la cabeza de esas circunstancias están dos presidentes más interesados en quedar bien con su mercado electoral que con tomar decisiones de Estado.
No única, pero sí eterna. Sobre todo cuando le funcionamos al presidente de los Estados Unidos para revertir un ciclo noticioso negativo o para afirmarse ante su base electoral. El reto sigue estando en saber si México alguna vez podrá articular (y activar) una contra narrativa efectiva.
Si no fuera por los muertos y la envergadura del drama social, el intento de golpe de Estado del 30 de abril en Venezuela bien pudiera calificarse como una charlotada. Cuesta trabajo digerir tanta equivocación en los cálculos de la dirección opositora y de los asesores estadounidenses.
Ningún baño de humildad es más efectivo que imaginarse un mundo sin nosotros, una vida en la que ya no estemos. Podemos asumir que tres o cuatro personas la pasarán mal un rato, probablemente la pareja y los hijos si se tienen (o eso quisiéramos pensar).
En Israel no hay tradición de celebrar una jornada de reflexión antes de los comicios. Este lunes, sin embargo, hubieran sido necesarias unas horas de introspección tras intensas semanas de crispación y acusaciones.
Varios periodistas lo han confrontado por la forma como estigmatiza y polariza a los medios, utilizando como peyorativos los calificativos de “fifís” y “conservadores”, y cada vez los medios le exigen respuestas a sus preguntas, no evasivas ni ataques. Las cosas apuntan a que empeorarán.
Cuentan los periódicos de la época que el pueblo cubano salió irritado al Malecón habanero a gritar aquello tan caribeño de "¡Nikita, mariquita!", tras la resolución pacífica de la Crisis de los Misiles.
Dejé atrás el Puente de la Unidad con la misma frustración de los miles de voluntarios que esperaban para cruzarlo. No es que tuviéramos un especial interés en morir acribillados. Yo, por ejemplo, me he vuelto pinkeriana también en lo personal.
El presidente Andrés Manuel López Obrador está educando; su conducta en el ejercicio del poder enseña a todos, para bien o para mal. Su permanente presencia en los medios masivos de comunicación la gozamos, o la padecemos, a toda hora.
La esperanza ha regresado a las calles de Venezuela por primera vez en muchos años. La oposición democrática pacífica se ha reunido en torno al presidente interino Juan Guaidó para poner fin a la opresión, la corrupción y el hambre impuestos al pueblo de Venezuela por el régimen de Maduro.
La refinería de Salamanca sigue cerrada; el desabasto persiste en el centro y el occidente del país; la explosión de Tlahuelilpan aún no tiene responsables, y la guerra del huachicol no va a ningún lado, si a detenidos y procesados nos atenemos.
Pocas semanas después, ante la Asamblea General de la ONU, señaló públicamente a Maduro y al régimen cubano como responsables de todos los males del hemisferio y, en cada encuentro con dirigentes latinoamericanos, los animaba a actuar contra Venezuela.
Errática en buena parte de las relaciones internacionales, la política de Donald Trump con Venezuela ha resultado constante desde que el republicano llegó a la Casa Blanca hace justo dos años.
La claridad sobre la política de no intervención que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene sobre el papel que debe jugar en Venezuela, es antagónica a la subordinación política que desde que ganó las elecciones ha mostrado frente al presidente Donald Trump.
En su afán por dinamitar la economía china y detener su ascenso como potencia mundial, Donald Trump puede ocasionar un grave daño a la economía global, empezando por la de sus aliados y la del propio Estados Unidos.
Carlos Fernando Chamorro lo sabía. O, por lo menos, lo sospechaba: “Con Daniel uno siempre se equivoca. El error más común es subestimarlo, porque al final siempre consigue sacar algo de cada situación. No sabemos qué pasará esta vez, lo tiene difícil, pero hay que estar atentos, muy atentos”.
Desde Colombia, el filón de Narcos ha desembocado en México. Las tres temporadas a las que dio lugar la era Escobar, han servido para alentar un género tan eficaz como híbrido, entre el culebrón y la mafia, con verdadero impacto mundial bajo el amparo de Netflix.
La tregua que Donald Trump y Xi Jinping pactaron durante la cumbre del G20 para su guerra comercial, parece haber sido una ilusión óptica. Con la detención de Meng Wanzhou, la CFO de Huawei, en Vancouver, hace 10 días, el conflicto se agravó.