VUELTA AL MUNDO
La carrera armamentística
Aún no está claro si Moscú proporcionará al régimen sirio un sistema de misiles S300 en respuesta al ataque tripartito de Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra objetivos específicos en Siria.
Aún no está claro si Moscú proporcionará al régimen sirio un sistema de misiles S300 en respuesta al ataque tripartito de Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra objetivos específicos en Siria.
Hace muchos años que Occidente limpió sus paredes de propaganda electoral. No era la publicidad más limpia y ordenada, era como si la consolidación de la democracia hiciera innecesario aquello que dictaminó Stendhal: "Todo lo exagerado se vuelve insignificante".
Viendo al presidente francés, Emmanuel Macron, plantar cara a la jauría enfervorizada de las centrales sindicales y el pulso que le van a echar por la reforma de los ferrocarriles públicos, me doy cuenta de que hoy el mundo no elige a gobernantes.
Con la rendición del fundamentalista Ejército del Islam en Duma esta semana -acelerada por la masacre de 70 personas el sábado pasado, en la que, según Washington, las fuerzas leales a Asad emplearon armas químicas-, el Gobierno sirio puede atribuirse el control de la mayoría del país.
En tiempos del regreso de recetas neoliberales, de cruzadas contra líderes progresistas y de Donald Trump en la Casa Blanca, la VIII Cumbre de las Américas, en Lima, parece ofrecer muy poco a quienes aspiran a una Latinoamérica unida y menos desigual.
Donald Trump, con el cabello alborotado, sigue destruyendo los equilibrios geopolíticos del continente americano, mientras que, en Eurasia, dos imperios desaparecidos se dan la mano. Ni el propio Recep Tayyip Erdogan sabe hasta dónde llega la purga que ha hecho en Turquía.
China tomó posesión del escenario donde se representa el drama de la península coreana. Probablemente, al mismo tiempo China también dio a su truculento vecino inestimables garantías y una palanca de negociación para las próximas conversaciones sobre su programa nuclear.
La presidencia del Consejo es una oportunidad para que Europa aprenda algo sobre Bulgaria, más allá del cliché de que es el Estado miembro más pobre y corrupto. Las instituciones búlgaras, los políticos en el poder y los funcionarios desempeñarán un papel importante en la imagen de Bulgaria.
Los medios de comunicación rusos habían localizado en ella todo lo que odian o temen de Washington: guerras, injerencia e imperialismo. Cuando un millonario vendedor de apartamentos como Trump descolocó a la élite del Potomac nadie bajó del alivio y muchos acariciaron el jolgorio.
No es muy aventurado decir que las elecciones del 4 de marzo en Italia son las más europeas de su historia. De una forma u otra, todo lo que está pasando a nivel político en las últimas semanas afecta o está marcado por la UE.
En esta trama global, la principal pieza a batir es precisamente el presidente de Estados Unidos. Su cazador es el fiscal especial Robert Mueller, exdirector del FBI. El 16 de febrero, Mueller publicó un documento contundente en el que ilustra el funcionamiento del llamado Proyecto Laktha
Alemania, la que controla Europa, la que ha delineado la política de austeridad, de ajuste fiscal y de disciplina económica, provocando que el mapa continental tenga más solvencia, pero menos ilusión, el país que siempre sabe de adentro hacia fuera qué es lo que quiere y le conviene, está perdida.
La inmensa mayoría de los expertos están alarmados por la adopción de esta nueva postura nuclear. Muchos opinan que aumenta la probabilidad de una guerra atómica, mientras que otros señalan que va a conducir a una nueva carrera armamentista.
De éste último será titular el propio Schulz, pese a que se había comprometido públicamente a no formar jamás parte de un Ejecutivo dirigido por Merkel. Este giro le ha obligado a renunciar al liderazgo del Partido Socialdemócrata.
Por otra parte, aquellos que respaldan y respaldarán las políticas de Israel incondicionalmente, en virtud de una cierta "lealtad ciega". Estos últimos también se pronuncian a favor de una solución de dos Estados aunque muchos de ellos en términos de un mal necesario frente al Gran Israel.
Cuando se simplifica en exceso, el resultado puede ser catastrófico. A veces se ve como un juego de gigantes contra enanos, pero lo cierto es que las grandes potencias no lo pueden todo y que toda acción tiene un coste, a veces un coste de oportunidad.
La veintena de muertos y los centenares de detenidos sitúan las protestas en una magnitud no vista desde 2009, cuando la elección fraudulenta de Mahmud Ahmadineyad desencadenó una ola de protestas que fue sofocada sin contemplaciones por el régimen.