El presidente de Argentina, Mauricio Macri, aseguró hoy en declaraciones a la prensa que hay que estar "tranquilos" ante la nueva caída del peso frente al dólar de los últimos días.
El banco central de Turquía insistió durante el fin de semana que "tomaría todas las medidas necesarias" para conservar la estabilidad financiera del país. Sin embargo, se ha rehusado a subir las tasas de interés y los cambios que ha impulsado hasta el momento han sido de alcance limitado.
Las acciones y monedas latinoamericanas bajaban el viernes, por una agitación generalizada de los mercados emergentes después de que la lira turca entró en caída libre.
Los inversores globales redujeron en junio sus tenencias de acciones a mínimos de 11 meses y elevaron sus niveles de efectivo ante las crecientes tensiones comerciales, aunque la mayoría aún cree que las bolsas a nivel mundial terminarán el 2018 en alza pese a un primer semestre volátil.
El euro subió el viernes ya que los operadores se sintieron alentados por la mejora de datos de crecimiento económico regional y las renovadas garantías de políticos italianos de que su país no abandonará la moneda común europea.
El mundo emergente se había acostumbrado en los últimos tiempos a una extraña sensación de calma. Los enormes volúmenes de liquidez acumulados tras años de políticas monetarias expansivas en las economías avanzadas habían rebosado las Bolsas y los mercados de bonos.
Los gobiernos de los países emergentes están vendiendo deuda de largo plazo en moneda extranjera como nunca antes, aprovechando lo que un banquero considera la última gran oportunidad para asegurar tasas bajas para los vencimientos largos.
El real brasileño bajaría 1,5 por ciento en ese período a 3,2917 por dólar, comparado con la depreciación de 3,2 por ciento sugerida en el sondeo de febrero. El peso mexicano en general operaría en torno a su nivel actual, de 18,8 por dólar, aunque cedería levemente en los próximos meses.
Tras una semana de turbulencia despiadada, los inversores están preocupados respecto a si una nueva ráfaga de volatilidad extrema podría desembocar eventualmente en una segunda ola de ventas, en momentos en que estrategias de inversión populares durante años parecen llegar a su fin.
