DISPARATES Y DESFIGUROS
Boris Johnson, la ambición rubia
“¡Ah, Boris…!”. La primera reacción ante la pregunta siempre es la misma. Una sonrisa paternalista, una mueca de ironía o un gesto de desprecio apenas disimulado. Y a continuación, una larga pausa con la que dar a entender que, a estas alturas, no han sido capaces de descifrar al personaje.