DETRÁS DEL MURO
Los miedos de Tijuana
La mañana del 29 de noviembre se largó a llover a cántaros en Tijuana. Al comenzar la tarde la situación ya era calamitosa.
La mañana del 29 de noviembre se largó a llover a cántaros en Tijuana. Al comenzar la tarde la situación ya era calamitosa.
En los últimos años, partidos de extrema derecha han logrado entrar en los parlamentos de muchos países de Europa. Una de las excepciones es Portugal.
Esos migrantes, sin importar sus motivos para venir, son víctimas del abuso en ambos extremos de su trayecto: en su país los atacan las pandillas, los traficantes de personas y las grandes organizaciones criminales; en EU, sus verdugos son los políticos que buscan alguna victoria política.
Sorpresa y decepción. El 22 de noviembre, en un especial del periódico The Guardian sobre populismo, la ex candidata presidencial Hillary Clinton salió en defensa parcial de su némesis Donald Trump, declarándose a favor de una política migratoria más estricta.
Su abuela y su tía intentaron convertir la humilde casa de concreto en las afueras de San Pedro Sula en un salón de fiestas, pero la niña de pelo corto ondulado y sonrisa pícara no tenía las dos cosas que más quería en ese momento: una piñata con forma de muñeca y sus padres.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el miércoles que espera poder trabajar con el Congreso en temas de inmigración para financiar su muro fronterizo, así como para abordar la situación de miles de jóvenes inmigrantes que viven en el país sin un estatus legal.
Las autoridades federales han concedido un contrato de 145 millones de dólares a una compañía de Texas para que construya 9,6 kilómetros de muro en la frontera de Estados Unidos con México, en la zona del Valle del Río Grande.
Las tropas que serán desplegadas en áreas fronterizas de Texas, Arizona y California son una pequeña fracción de los aproximadamente 1,3 millones de soldados en servicio activo, y la misión deberá durar solamente 45 días.
El presidente Donald Trump, ansioso por atraer la atención de los votantes a la agenda migratoria, reiteró sus amenazas contra la caravana, al tuitear: "¡Es una invasión a nuestro país y nuestro ejército los está esperando!"
Suben en silencio 11 africanos con una pequeña mochila cada uno. Al cabo de 15 minutos bajarán en Claviere, último pueblo de Italia antes de llegar a Francia: 1,800 metros de altura y seis grados menos.
San Francisco ha pasado a ser la ciudad más grande del país que permite a extranjeros que no son ciudadanos, incluidos los que están en el país sin permiso, votar en elecciones locales, pero la perspectiva de que el gobierno de Trump conozca sus identidades parece estar alejándolos de las urnas.
Cuando leí la cifra en el informe de Migración Colombia me tomé la libertad de realizar un pequeño experimento: le pregunté a un puñado de buenos amigos colombianos, todos bien informados, todos alejados de posiciones radicales anti-inmigración, cuántos venezolanos pensaban que había en el país.
Hace tres años, la muerte de cientos de personas cerca de Italia y la aparición del cadáver de un niño sirio en una playa de Turquía aterrorizaron al mundo y acapararon los titulares de los más relevantes medios de prensa.
Una mañana reciente de agosto, en un comedor comunitario administrado por una iglesia de Cúcuta, Colombia, Carolina, una refugiada venezolana, describió su apremiante situación. Su tono de voz dejaba ver su conmoción y agotamiento.
"Habla inglés perfecto", espetó Trump mientras animaba a Adrián Anzaldúa a que lo acompañara en el podio de la sala este. Anzaldúa es un agente de la Patrulla Fronteriza que forma parte de un binomio canino en Texas.
La cantidad de plazas disponibles supera el número de estadounidenses que buscan empleo y las empresas tratan de conseguir gente afuera del país. Los inmigrantes, mientras tanto, siguen llegando.
Dos agresiones racistas en menos de 24 horas colocaron ayer en la diana al ultraderechista Matteo Salvini, ministro de Interior italiano y líder de una cruzada antiinmigración, que ha desatado una brecha en la Unión Europea y las críticas de la oposición en su propio país.
La inmigración desde el Triángulo Norte supone para México una crisis humanitaria, un problema social en su frontera Sur y un conflicto de primera magnitud con EU.
Comencé a trabajar como asesor en temas de América del Norte para la primera mujer canciller de México, Rosario Green, en 1998. Ingresé al Servicio Exterior Mexicano en el año 2000 y en 2003 obtuve mi primera adscripción en Chicago.
Entre 2007 y 2015 el número de inmigrantes clandestinos hacia EU de los tres países aumentó un 25% y se duplicó entre 2011 y 2014. Solo en 2014 llegaron a la frontera entre Texas y California unos 68,000 niños y adolescentes centroamericanos que viajaban sin compañía alguna.