DEL DICHO AL HECHO
Hacia la desmilitarización
Las equiparaciones entre la Ley de Seguridad Interior (LSI) y la Guardia Nacional no tienen pies ni cabeza.
Las equiparaciones entre la Ley de Seguridad Interior (LSI) y la Guardia Nacional no tienen pies ni cabeza.
Faltan 10 días para que inicie el Gobierno de López Obrador, pero sus críticos ya han decidido que será un fracaso y no pocos de sus seguidores comienzan a hablar de una traición a las banderas populares que le hicieron triunfar.
En un banco de alimentos de una zona deteriorada del noreste de Inglaterra, una madre desempleada y su hijo adulto tuvieron hace poco una mañana poco común.
La decisión de Sergio Moro de aceptar la cartera de Justicia en el futuro gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro exige un análisis retrospectivo de sus acciones, examen del que el superjuez, percibido como el campeón nacional de la ley en Brasil en los últimos años, no sale bien parado.
El problema de fondo no es saber quién manda, o si es un "round" de una pugna entre rivales, o si los empresarios están calando al entrante. No, esa no es la cuestión, sino otra muy distinta de gravedad crítica.
Las impactantes imágenes de una manifestación ultraderechista en Chemnitz han suscitado la recurrente cuestión de Alemania y sus fantasmas ideológicos. El auge de la extrema derecha como una especie de destino inevitable al que el país germano estaría abocado por causas naturales.
La aplicación de sanciones resultó en agosto pasado una práctica recurrente del Gobierno de Estados Unidos como parte de su criticada política internacional, principalmente hacia Irán y Rusia.
La obra del historiador, editor y ensayista mexicano Daniel Cosío Villegas (1898-1976) influyó en varias generaciones de lectores. Uno de ellos es Andrés Manuel López Obrador. En diversas ocasiones ha mencionado la huella de un célebre ensayo de Cosío Villegas en su vocación política.
El conocido lema de Donald Trump de "Estados Unidos primero" se convirtió el lunes en "Yo primero", luego de que el mandatario desdeñó a su comunidad de inteligencia y al Departamento de Justicia para presentarse como víctima de una conjura para negarle legitimidad.
Conforme pasan los días, se va haciendo evidente que el equipo del próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, está cayendo en la improvisación para enfrentar la inseguridad en el país. Ha sido un error repetido y así nos fue con Fox, Calderón y Peña Nieto.
Andrés Manuel López Obrador será el primer presidente de la izquierda mexicana en llegar al poder. Esta victoria electoral, con un insólito 53 por ciento de los votos, cierra un ciclo histórico del México moderno y la izquierda está, con razón, de fiesta.
En el patético segundo debate que acaba de pasar, el candidato Meade, para golpear a AMLO, calificó a Nestora Salgado de secuestradora.
Si fuera Walter Mercado diría que los planetas están muy bien aspectados para López Obrador en su camino a la presidencia de México o parafraseando a un comentarista deportivo diría que, como los porteros, candidato sin suerte no es buen candidato.
No hubo, en el curso de toda su carrera pública ocasión electoral en la que Hugo Chávez no desconociese la voluntad del electorado cuando ésta le fue adversa. La provisión constitucional del referéndum revocatorio, que como candidato Chávez promovió con ardor, fue la primera de sus víctimas.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva cumplió hoy su décimo tercer día arrestado, tema que motivó un cruce de opiniones de dos políticos influyentes como son el exmandatario Fernando Henrique Cardoso y José Dirceu, uno de los hombres importantes del Partido de los Trabajadores (PT).
El proceso electoral a nivel presidencial ha mantenido una competencia focalizada en cuatro candidatos, asegurando una de las competencias más complejas en la historia del México contemporáneo. Para entender esta complejidad es preciso señalar tres elementos.
Los procesos conducidos por fiscales en Brasil por lo de las constructoras brasileñas y la posterior colaboración entre fiscales de ese país y Perú han propiciado revelaciones e información espectaculares que de otra forma hubiera sido imposible obtener.
Cuando gané las elecciones de 2010, me convertí en la primera presidenta de Costa Rica. En los primeros días de mi gobierno visité escuelas en las que me hablaron de una tendencia: muchas niñas habían presentado sus candidaturas para ser las presidentas de curso.
El 24 de enero un tribunal de segunda instancia ratificó la condena por corrupción pasiva y lavado de dinero al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Restando todavía la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Supremo, la sentencia establece que Lula favoreció a la constructora OAS.
López Obrador ha declarado ser no sólo un liberal sino "un liberal puro", pero cabe preguntar: ¿puede ser liberal un político que en vez de deliberar y debatir, prefiere monologar y pontificar? ¿Puede ser liberal un político que prohíbe la crítica en el seno de su propio partido?