Editoriales
México, el coronavirus y el presidente abrazador
Andrés Manuel López Obrador merece ser criticado por su actuación y declaraciones ante la pandemia, pero los mexicanos tendrán que mantenerse unidos para superar este desafío sanitario.
Andrés Manuel López Obrador merece ser criticado por su actuación y declaraciones ante la pandemia, pero los mexicanos tendrán que mantenerse unidos para superar este desafío sanitario.
Es difícil superar a Donald Trump como el peor líder manejando la crisis del coronavirus, pero —hombre— Andrés Manuel López Obrador sí que hace el esfuerzo. Su desdén a tomar medidas preventivas y liderar con el ejemplo es una parodia peligrosa de un reyezuelo displicente.
Con un número similar de casos, se encontraba España el 4 de marzo (198 contagiados y el primer muerto). Diez días después, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ante el creciente número de contagios, declaraba el estado de emergencia con 5.753 casos confirmados y 136 fallecidos.
El camino hacia la adopción del Tratado entre México, EU y Canadá en los tres países ha sido complicado pero, con la aprobación del acuerdo en la Cámara de los Comunes, el Senado y la firma de la Gobernadora General de Canadá, culmina un largo proceso que será clave para el futuro de México.
Miles, millones de personas han abrazado la fe y se golpean el pecho de amor y orgullo cuando ven a Donald Trump, Jair Bolsonaro, Nayib Bukele, Evo Morales o Cristina Fernández.
2019 fue otro año más violento. La causa es una criminalidad cada vez más diversa. Continuar una política de seguridad enfocada en el narcotráfico es un gran error.
El triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, el primer presidente de izquierda en la historia de la democracia mexicana, ha canalizado, por lo menos hasta ahora, una buena parte del descontento que en el resto de América Latina han generado las deudas políticas y sociales...
La región ha sido por mucho tiempo el “patio trasero” de Estados Unidos. Pero China, que afianza su influencia en América Latina, está disputando ese dominio. Sería mejor que los latinoamericanos sean los protagonistas de su historia.
En el sur detienen a personas que migran desde Centroamérica; en el norte las hacen esperar. El presidente mexicano está equivocado: debería proteger y no reprimir a los inmigrantes.
John Bolton confirmó el tema medular del actual juicio político en contra del presidente de Estados Unidos: a pesar de negarlo, el mandatario condicionó la ayuda de defensa a un país aliado, devastado por la guerra, a que cooperara contra sus rivales políticos.
El primer año de Andrés Manuel López Obrador como presidente fue el más violento en la historia moderna de México. En México mueren y desaparecen miles de personas como si el país fuera una zona de guerra y a veces parece que el gobierno no tiene el sentido de urgencia para enfrentar esta crisis.
El Gobierno interino de Bolivia decidió el pasado 31 de diciembre expulsar a la encargada de negocios y al cónsul de la Embajada de España en La Paz, tras un confuso episodio ocurrido días antes en la legación de México.
El precepto diplomático de no intervención en los asuntos internos de otro país ha tenido en América Latina, a lo largo de los años, sobre todo en los de la Guerra Fría, una observancia muy defectuosa.
El largo primer año de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha terminado sin que queden en claro aún los verdaderos alcances de “la cuarta transformación”.
Lejos de apaciguar polémicas, los datos de la realidad sirven para alzar la voz a favor o en contra con mayor intensidad que hace un año, cuando su llegada a Palacio Nacional infundía temor en unos y esperanza en otros.
La violencia, el estancamiento económico y las decisiones erráticas en el gobierno señalan una trayectoria larga y accidentada para su sexenio. También para el país.
Sin tomar en cuenta las lecciones del pasado dictatorial de la región, los políticos están volviendo a recurrir a las fuerzas armadas para resolver las crisis políticas. A primera vista, la caída de Evo Morales, expresidente de Bolivia, podría parecer una victoria para la democracia.
El primer año de gobierno de López Obrador ha supuesto una sacudida para México. Su controvertida forma de concebir la presidencia, más propia de su época de sempiterno candidato que de un jefe de Estado. Las incógnitas sobre el desarrollo de su sexenio son aún mayores que las certezas.
Un fantasma recorre América Latina, y lo guía una palabra. Chile despertó, Bolivia se parte, ardió Ecuador, Colombia se levanta, Argentina votó, Perú se depura, Brasil desespera, México clama, y en todos lados la palabra es la misma: “desigualdad”, “la lucha contra la desigualdad”.
El polémico asilo de Evo Morales en México, que seguro será de corta duración, ha catapultado al terreno hemisférico el pleito interno entre chairos (a favor de AMLO) y fifis (en contra). Es el primer gesto importante en política exterior del Gobierno de López Obrador no dirigido hacia el norte.