ECOLOGÍA
Amazonia, centro del mundo
Los movimientos sociales de la región se unieron a los indígenas, ribereños y quilombolas para declarar que, en época de emergencia climática, la Amazonia es el centro del mundo.
Los movimientos sociales de la región se unieron a los indígenas, ribereños y quilombolas para declarar que, en época de emergencia climática, la Amazonia es el centro del mundo.
El Amazonas es el pulmón del mundo y no podemos permitir que se destruya. Los incendios que arrasaron la selva este año conmocionaron al mundo. Fueron un ejemplo terrible y elocuente de los peligros que plantea la deforestación y que pueden agravar los riesgos del cambio climático.
Desde su publicación en Estados Unidos, El planeta inhóspito. La vida después del calentamiento (Debate), libro del periodista David Wallace-Wells (Nueva York, 1982) que acaba de salir en España, causó una honda impresión por la forma en que enfoca el cambio climático.
La destrucción de los bosques puede ser muy rápida y la regeneración mucho, mucho más lenta. Pero alrededor del mundo, la gente está metiendo las palas en la tierra para ayudar.
Los incendios y la deforestación en la Amazonia han reabierto el debate sobre los límites de la soberanía nacional y la protección global del medioambiente. La región es el mayor bosque tropical del planeta; actúa como sumidero de CO2 y regulador de temperatura.
Los ojos del mundo voltearon de pronto al sur de América Latina, donde extensos territorios de la región amazónica comenzaron a quemarse de forma descontrolada, pero expertos consultados por Sputnik coincidieron en que, una vez la selva deje de arder, se mantendrán las actividades...
La Amazonia está en llamas. A juzgar por la alarma mediática y social, lo está sobre todo en Brasil y este mes. Sin embargo, la realidad es algo más compleja.
Necesitamos encontrar una opción económica que beneficie a los habitantes de la selva y al resto del mundo. La ayuda es bienvenida, siempre y cuando se respete la soberanía brasileña.
El fuego devasta la Amazonia. No es nada nuevo, por desgracia, pues cada año llegan de manera puntual las noticias de incendios que arrasan miles y miles de hectáreas.
São Paulo siempre ha visto mal tiempo. Pero el pasado lunes las nubes oscurecieron el cielo y se hizo de noche a las tres de la tarde. Poco después, los paulistas se enteraron de que, además de la lluvia, había humo. Lo suficiente para generar un efecto óptico que dejaba el cielo casi negro.
La activista Greta Thunberg suele afirmar, al intentar que los adultos despierten ante la emergencia climática: “Nuestra casa está en llamas”. La sueca de 16 años atraviesa ahora el océano en velero rumbo a la cumbre de la ONU.
La Amazonia brasileña arde como nunca. En los casi ocho primeros meses del año se han producido casi un 84% más de incendios que en el mismo periodo —entre enero y el pasado lunes— de 2018, el ritmo más alto desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales comenzó la medición en 2013.
El asistente de laboratorio abrió el congelador y sacó un objeto del tamaño de un balón de fútbol que estaba metido en una bolsa de plástico hecha jirones, le quitó su cubierta lodosa y lo colocó sobre una mesa de madera. Se trataba de la cabeza de un lobo.
Servicio de Cambio Climático de la agencia europea Copernicus ha confirmado este lunes que julio fue el mes con la temperatura media mundial más alta jamás registrada. Ha superado por 0,04 grados centígrados a julio de 2016, hasta ahora el mes más cálido.
La mujer salió antes del amanecer. Sus cuatro hijos todavía estaban dormidos en su casa de bloques de hormigón en Abobo, un laberinto de tiendas y viviendas lleno de trabajadores portuarios, conductores de taxi, obreros de fábricas y vendedores callejeros.
Varios incendios forestales han arrasado este año las menguantes áreas de naturaleza que aún bordean partes de la Ciudad de México y Guadalajara, las dos mayores urbes del país. Esto no sucede por casualidad o mala fortuna.
María Uriarte, profesora del Departamento de Ecología, Evolución y Biología Ambiental en la Universidad de Columbia, está tratando de entender de qué manera el paso del huracán María en 2017 alteró la vida vegetal en Puerto Rico.
Aunque siempre ha habido patrones inusuales de clima, con el calentamiento global los cambios extremos se volverán cada vez más frecuentes. Este año ya ha sido un ejemplo de ello. Pero si el lugar donde vives se ve azotado por las temperaturas extremas, ¿realmente te darás cuenta?
Por mucho tiempo se ha adoptado la actitud de que la naturaleza es un elemento estático al servicio de la humanidad. Sin embargo, aquellos más informados entre nosotros se han dado cuenta de que pensarlo así provocará nuestra ruina.
No hace falta decir que el gobierno de Donald Trump está profundamente en contra de la ciencia. De hecho, está en contra de la realidad objetiva.