Reportajes
Un viaje de 8000 kilómetros para decir adiós a dos metros de distancia
Al día siguiente ingresé a un aeropuerto casi vacío en Tokio, donde me sentí como un extraterrestre que llega a la Tierra para encontrar la ruina sepultada de un planeta muerto. En el avión, que iba tal vez a una quinta parte de su capacidad, tenía una fila para mí sola.