DEL DICHO AL HECHO
Ladrón de Esperanzas
Redactar una novela periodística en tiempo presente con el título que encabeza mi actual columna, implicó para mí un desafío profesional sin precedentes.
Redactar una novela periodística en tiempo presente con el título que encabeza mi actual columna, implicó para mí un desafío profesional sin precedentes.
El lunes, las portadas de los periódicos hacían la crónica del calvario económico: “Pemex limita consumo de gas en centro del país” (El Financiero); “Producción de Pemex, a su menor nivel en 30 años” (El Economista), y “Banca de desarrollo se encuentra paralizada” (El Universal).
Que Andrés Manuel López Obrador fuese una figura capaz de alentar la polarización se sabía. Era así antes de ganar las elecciones presidenciales de 2018 y lo es, con mayor razón, ahora que sus palabras, discursos o intuiciones se convierten, o intentan hacerlo, en políticas públicas.
Leo en el periódico que murió un preso político venezolano. Llevaba 15 meses en la cárcel de Uribana luego de haber sido apresado en las protestas callejeras. Jamás le otorgaron una audiencia judicial, aunque sí le otorgaron el trato de rutina: torturas, mala alimentación...
Esas normas y costumbres están empaquetadas en las sociedades en función de la identidad, territorio, idioma, cultura, historia y religión. Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón comparten esos parámetros, incluida su creencia en el mismo Dios.
Una semana después del foro de Davos, el viaje a México de Pedro Sánchez ha servido para mostrar la dos caras del presidente. En público, como hizo en el corazón del capitalismo la semana pasada, Sánchez lanza sus discursos más izquierdistas.
El plazo exigido por la Unión Europea para que Nicolás Maduro convoque elecciones antes de reconocer al presidente interino, Juan Guaidó, parece estar cumpliendo los objetivos diplomáticos implícitos de la iniciativa: reducir los riesgos de una confrontación interna generalizada.
No son aliados del chavismo, forman parte de él, el brazo más poderoso para que el 'hijo de Chávez' se mantenga en el Palacio de Miraflores pese al escaso apoyo popular, la debacle socioeconómica y la contumaz presión internacional.
En las escasas tres primeras semanas de su gobierno, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha movido a todo galope para trastornar el orden establecido.
Durante años, Facebook les dio a algunos de los gigantes tecnológicos un acceso más invasivo a los datos personales de los usuarios de lo que hasta ahora se había revelado.
Los mismos que durante la campaña aseguraban que el triunfo electoral del líder de la oposición provocaría el 2 de julio un desplome en los mercados y la salida irrefrenable de capitales, ven ahora, por fin, que sus frustradas profecías podrían estar en camino de cumplirse.
Nadie lo cree. Hay incertidumbre porque se juzga a partir de los descalabros y atrocidades de los regímenes anteriores. Lo cierto es que Andrés Manuel López Obrador inaugura un nuevo diseño institucional, con énfasis manifiesto en lo que habrán de ser los códigos de conducta.
Las palabras de Trump causaron estupor en Downing Street. Theresa May ha emprendido precisamente esta semana una campaña para defender el acuerdo del Brexit ante los británicos, con la mirada puesta en la votación del texto pactado con Bruselas en el Parlamento el próximo 11 de diciembre.
La periodista acusa a Isabel Miranda de haber declarado muerto a su hijo, Hugo Alberto, después de simular su secuestro. Sistematiza una colección abultada de dudas que contagia con su razonamiento.
Una lamentable historia comenzó a escribirse en la Cámara de Diputados la semana pasada, cuando la mayoría de legisladores de Morena aprobó la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal que organiza y distribuye las funciones entre las diferentes áreas del Poder Ejecutivo.
La portada última de Proceso, donde aparece la fotografía del Ejecutivo entrante con el mensaje de los fantasmas del fracaso, desató la furia morena en las redes sociales y en los comentarios de articulistas e intelectuales ahora orgánicos.
En un banco de alimentos de una zona deteriorada del noreste de Inglaterra, una madre desempleada y su hijo adulto tuvieron hace poco una mañana poco común.
Al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, me gustaría preguntarle al menos una cosa: ¿cómo piensa manejar él y su gobierno los recursos económicos de nuestro país?
Insiste Andrés Manuel López Obrador con que la honestidad es su principal escudo protector; sin embargo, porque todavía es humano, no está protegido frente la posibilidad de equivocarse.
El problema de fondo no es saber quién manda, o si es un "round" de una pugna entre rivales, o si los empresarios están calando al entrante. No, esa no es la cuestión, sino otra muy distinta de gravedad crítica.