El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental de Perú (OEFA) denunció este viernes que todavía quedan 69 lugares contaminados por hidrocarburos, tras el derrame ocurrido en enero en el norte del país en la refinería de La Pampilla, operada por Repsol.
Pese a ser una organización que representa a más de 500 pueblos indígenas diversos, en los que se incluyen a los no contactados, en un área geográfica enorme de ocho millones de kilómetros cuadrados, todos coinciden en que necesitan elevar a la comunidad internacional este llamado.
El petróleo está siendo recogido por dos buques de la Autoridad Portuaria de Gibraltar y del Salvamento Marítimo Español. Se desconocía por el momento el impacto ambiental del derrame. Los buzos enviados al barco ya sellaron la fuente de la fuga: dos respiraderos en los tanques de combustible.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) designó el viernes como peligrosas substancias perfluoroalquiladas (PFAS) usadas en implementos de cocina, alfombras y espumas anti llamas, despejando la vía para una limpieza más rápida.
Aunque menos grave de lo que se temía inicialmente, el derrame a unos 6,4 kilómetros (4 millas) de costa cerró las playas durante una semana y la pesca durante más de un mes, manchó a las aves y amenazó los humedales que las comunidades se han esforzado por restaurar.
La organización ambientalista Center for Biological Diversity demandó el martes al gobierno estadounidense acusándolo de poner en peligro a los habitantes y a la fauna con su plan para dragar y expandir la mayor bahía de Puerto Rico para crear espacio para enormes tanques que servirán a una...
El derrame ocurrió el 15 de enero durante una descarga de petróleo de un buque italiano, propiedad de la empresa Fratelli d’Amico Armatori S.p.A, hacia la refinería de Repsol más grande de Perú. El vertimiento impactó un área -de agua y tierra- un poco más grande que la ciudad de París.
Además, el informe recoge otras revelaciones, como que Grupo México continúa impune y sin plan de manejo de residuos, que todavía no hay potabilizadoras, que la Comisión Nacional de Agua (Conagua) ralentiza avances y que se necesita mejorar la coordinación entre autoridades.
El pasado 15 de enero, unos 11,000 barriles de petróleo de la refinería La Pampilla, operada por Repsol, cayeron al mar peruano y comenzó un vendaval de culpas y responsabilidades. Seis meses después, tanto el impacto real a nivel medioambiental como el panorama de miles de personas afectadas...
Los afectados pidieron al gobierno que los apoye en su lucha para que la energética Repsol los imdemnice por el tiempo que han dejado de pescar y que los ha afectado económicamente. Muchos de ellos han buscado empleos alternos y otros se alejan a veces hasta 200 kilómetros para pescar.
Indicó que solamente el lunes había perdido unos 270,000 dólares. Los administradores de otras piscigranjas señalaron que estaban a la espera de un informe del organismo nacional de sanidad pesquera para que realice evaluaciones e indique el estado en el que se encontraban los peces.
El gobierno indicó en su demanda civil por daños y perjuicios ante la Corte Superior de Lima que representa “los intereses difusos” de unos 700,000 perjudicados que incluyen no sólo a los pescadores, sino a toda la cadena de trabajadores que laboraban en las playas contaminadas.
La Marina de Guerra del Perú reportó este martes que el pasado domingo se produjo un derrame de crudo, en un volumen no precisado, en la zona de la refinería de Conchán, operada por la estatal Petroperú, en el sur de Lima.
El Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales afirmó este viernes que entre 2016 y 2021 documentó 199 derrames petroleros en Venezuela, los cuales -aseguró-, en la "gran mayoría" de los casos, no fueron reportados por las autoridades.
Repsol dijo a la AP en un correo electrónico que estaba en “continuo diálogo con todas las asociaciones y afectados para aclarar cualquier duda que pueda surgirles durante todo el proceso, con la voluntad de llegar a un acuerdo y siempre siguiendo los estándares internacionales”.
Walter de la Cruz bajó por una pendiente gigantesca de arena en medio de la niebla hasta una roca frente al Pacífico de Perú, donde ha pescado por tres décadas. Tiró el anzuelo varias veces sin atrapar ningún pez. En uno de sus intentos, sacó un trozo de plástico manchado de petróleo.
El Gobierno de Perú firmó este viernes un acuerdo con Repsol mediante el cual la empresa española se compromete a entregar 3,000 soles (unos 805 dólares) como anticipo de indemnización a los pescadores y comerciantes afectados por el derrame de crudo ocurrido el pasado 15 de enero...
El viernes periodistas de The Associated Press recorrieron en un bote los alrededores de la isla Pescadores —una de las más grandes frente a Lima— junto a funcionarios del servicio nacional de áreas protegidas y observaron largas formaciones de espumas blancas que flotaban sobre el mar.
Tal como ya había declarado ante una comisión del Congreso peruano, Fernández-Cuesta reiteró que "objetivamente está demostrado por peritos navales que el origen del accidente fue un movimiento descontrolado que provocó la ruptura de las instalaciones submarinas" en la refinería.
El agua luce más limpia y las playas ya cuentan con pocos restos de petróleo mientras que las aves han vuelto a volar por el litoral peruano afectado por el derrame de crudo ocurrido hace justo un mes, pero las consecuencias del accidente son mayúsculas y navegan en los bajos fondos del mar...
