En la Siria desgarrada por el conflicto bélico se disputan dos frentes principales: uno al oeste, donde Rusia, Irán, Turquía y Jordania se están repartiendo los territorios que van del extremo sur a la frontera con el Reino Hachemí, al extremo norte en la frontera turco.
Las calles de la urbe andina, conocida como la capital del folclore boliviano, aún lucían hoy las decoraciones festivas y los graderíos que el sábado fueron ocupados por miles de personas que acudieron para presenciar el célebre Carnaval de Oruro, uno de los más famosos de Suramérica.
Otras 26 personas perdieron la vida hoy, incluidos 13 niños y mujeres, según el Observatorio Nacional de los Derechos Humanos. Pero mientras tanto, incluso en la capital y en algunos suburbios bajo el control del gobierno, los civiles están bajo fuego, aunque en menor medida.
Con respecto a la ofensiva turca contra los milicianos kurdos en la provincia de Afrín, en el noroeste de Siria, Egeland dijo que 50,000 personas han debido desplazarse, y denunció que muchas de ellas no tienen "libertad de movimiento".
El incendio se ha producido en un albergue tradicional japones -de 50 años de antigüedad- que fue reconvertido en una residencia para ancianos sin recursos, dijo la cadena pública NHK. Según los medios locales, la residencia no contaba con personal durante las noches.
Hombres armados vestidos con uniformes militares que atacaron el Hotel Intercontinental de Kabul y se enfrentaron a fuerzas especiales afganas durante la noche mataron al menos a 19 personas e hirieron a 12 más, aunque el número final de muertos y heridos podría ser mayor.
Según la fuente, las explosiones tuvieron lugar de forma casi simultánea y fueron llevadas a cabo por dos terroristas suicidas con cinturones explosivos a primera hora de la mañana en la plaza Al Tayarán, en el centro de la capital iraquí.
El vehículo bomba estaba parado en la carretera y fue detonado a distancia cuando pasó el convoy, que llevaba miembros de Al Nujba, cuerpo de élite entrenado por los Emiratos Árabes Unidos (EAU), a las afueras de la localidad de Al Saeid, en la citada provincia.
Un total de 1.939 personas, 700 de ellas civiles, murieron el pasado mes de diciembre en la guerra en Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que precisó que es la cifra más baja de muertos en un mes en 2017, según sus cálculos.
