TESTIMONIOS
Dios y el mundo creado
Si Dios existiese, nos dicen algunos, sería bueno y sería inteligente. Por lo mismo, ¿por qué no hizo un mundo sin tanto dolor, sin tantas injusticias, sin tantas imperfecciones?
Si Dios existiese, nos dicen algunos, sería bueno y sería inteligente. Por lo mismo, ¿por qué no hizo un mundo sin tanto dolor, sin tantas injusticias, sin tantas imperfecciones?
Él, que ya estaba habituado a la vida de entrega en la que se hallaba inmerso, cuando vio las virtudes de las que estaba adornado el franciscano no tuvo duda de que quería abrazarse a ese carisma. Se dirigió a Nápoles, al convento de Santa Lucía del Monte, donde fue admitido.
Jesús es el Profeta por excelencia, el Salvador esperado; en Él todas las profecías tienen cumplimiento. Pero, al igual que sucedió en los tiempos de Elías y Eliseo, Jesús no es "bien recibido" entre los suyos, pues son estos quienes llenos de ira «le arrojaron fuera de la ciudad».
Catalina tuvo la suerte de haber venido al mundo en un hogar conformado por personas generosísimas, y la extraordinaria pedagogía que recibió en él, no solo teórica sino práctica, con especial énfasis en la virtud del desprendimiento, marcó su existencia.
En estas palabras con las cuales Jesucristo cierra la acción de los viñadores sobre el hijo y, sobre todo, lo que el dueño de la viña había proyectado respecto a este terreno, también está encerrando qué es lo que sucede en los corazones de los viñadores.
Es entonces cuando nos damos cuenta de que solo nos queda Dios. Los hombres permanecen en el umbral de ciertos sufrimientos y dudas. Dios, en cambio, puede dar la respuesta decisiva.
En Praga, de Bohemia, santa Inés, abadesa, hija del rey Otokar, que, tras haber renunciado a nupcias reales y deseosa de desposarse con Jesucristo, abrazó la Regla de santa Clara en el monasterio edificado por ella misma, donde quiso observar la pobreza conforme a la regla ( c. 1282).
«Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos».
Sabía el santo varón que las palabras del libro de la Sabiduría se aplicaban proféticamente a su Hijo adoptivo: "Armemos celadas al justo, porque su presencia nos incomoda: Él se opone a nuestro modo de actuar. Él declara poseer el conocimiento de Dios y se llama hijo de Dios'.
Ya la providencial ida de José, hijo de Jacob, a Egipto había sido un intento de reactivar ese proyecto divino, objetivo en parte alcanzado con la gran influencia adquirida por el patriarca en la corte del faraón, lo que sin duda propició un influjo positivo sobre toda la sociedad egipcia.
Génesis, Cap. 1 En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
Con las religiosas obtuvo una interesante formación que le permitió adquirir destrezas en tareas propias que las jóvenes solían recibir entonces y que eran de gran utilidad, como las labores de punto. Además, tenía una sensibilidad artística que cultivó por medio de la literatura, la música.
«Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los perros venían y le lamían las llagas».
Comer es algo humano, pero platicar con un amigo lo es más, y amar lo es mucho más, puesto que amar especifica al hombre, lo distingue de lo demás. El amor es una realidad exclusivamente humana e interpersonal, en definitiva aquello que más nos especifica.
La certeza de haber sido elegido por Él no minimizó su sacrificio. Dio el paso contrariándose a sí mismo, como revela el escrito que dirigió el 6 de julio de ese mismo año al padre Genoud, que sería el responsable de su formación: «No pensé que sería tan dificil dejar el mundo atrás.
Lo primero que hay que considerar es dónde habla Dios. Dios habla en la conciencia del hombre. El ser humano tiene en su interior un sagrario, un lugar en el que se encuentra solo con el Señor. A él nadie puede acceder si el hombre no lo permite.
Un carácter impulsivo y tendente a la ira, que su progenitor se preocupó de templar a través de la selecta educación que le proporcionaron los hermanos de las Escuelas Cristianas y los jesuitas con quienes le llevó a estudiar.
Desde los principios del Cristianismo la "Cuaresma marcó para los cristianos un tiempo de gracia, oración, penitencia y ayuno, a fin de obtener la conversión". Ella nos hace recordar las palabras del Maestro divino: "Si no hicieres penitencia, todos pereceréis"
San Alejandro, patriarca de Alejandría, tiene una especial significación en la historia de la Iglesia a principios del siglo IV, por haber sido el primero en descubrir y condenar la herejía de Arrio y haber iniciado la campaña contra esta herejía, que tanto preocupó a la Iglesia durante aquel siglo
Jesús dijo a sus discípulos: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos».