COMO ANILLO AL DEDO
Xi Jinping es “el presidente de todo” en China
La última vez en que China fue anfitrión de las olimpiadas, Xi Jinping coordinó todos los juegos. Ahora que el evento deportivo ha regresado, es presidente del país entero.
La última vez en que China fue anfitrión de las olimpiadas, Xi Jinping coordinó todos los juegos. Ahora que el evento deportivo ha regresado, es presidente del país entero.
El presidente mexicano ni siquiera califica al saqueo de minerales preciosos en tiempos de la colonia como la peor de las tragedias. Si acicatea esa herida cultural es para decir que quienes por unas décadas le precedieron en el poder fueron incluso más voraces que la corona española.
En un video, un funcionario talibán aseguraba a las trabajadoras sanitarias que podían conservar sus puestos de trabajo. En otro, los talibanes les decían a los sijs, un grupo religioso minoritario, que eran libres y estaban protegidos. Otros sugerían una nueva legalidad en Kabul, Afganistán...
En una China moderna que lucha contra la desigualdad, las palabras de Mao justifican la ira que muchos jóvenes sienten hacia la clase empresarial que consideran explotadora. Quieren seguir sus pasos y cambiar la sociedad china, y algunos incluso han hablado de violencia contra la clase capitalista.
También el tiempo dictará si el intercambio de desplantes será en unos meses poco más que una anécdota, pero hoy y ahora, no lo parece. Que la relación con Washington se haya enrarecido a tal grado preocupa. Preocupa mucho. Visto desde San Salvador, al menos.
En los escenarios contemplados en planes de contingencia de gobiernos y organizaciones internacionales previos a la covid-19, la respuesta a una pandemia frente a un virus repentino se centraba en el aislamiento de brotes de contagio y la protección puntual de los grupos vulnerables.
El nuevo consistorio, que Francisco ha querido celebrar pese a la pandemia, subraya esa idea de periferia que entusiasma al Papa, con un crecimiento de los purpurados que llegan de África, Latinoamérica y Asia. Y traza un perfil de cardenales ajenos al linaje de los grandes núcleos de poder.
Eric Trump y un portavoz de la Organización Trump no respondieron el sábado a las solicitudes de hacer comentarios sobre los planes después de la Casa Blanca. El mandatario emitió un comunicado en el que disputa el resultado de la elección e indica que no cree haber perdido.
Algunos dicen que yo cambio. Y lo hago. Me gusta la flexibilidad, no alguien que tiene una política y es capaz de atravesar un muro de ladrillo por ella, cuando puedes cambiar fácilmente y no tener que atravesarlo.
Una vez más, Florida parece ser fundamental para la carrera presidencial estadounidense. Donald Trump y Joe Biden enfrentan una pregunta que se ha extendido durante décadas y que podría decidir una parte crucial de los votos: ¿Qué hacer con Cuba?
Si hemos aprendido algo de la pandemia, es que todos los seres humanos somos ciudadanos vulnerables del mismo planeta y dependemos no solo unos de otros sino también de unos ecosistemas cada vez más frágiles sin los que no podemos sobrevivir. La acción colectiva puede cambiar las cosas.
Los datos de las encuestas y las entrevistas con los votantes y analistas políticos sugieren que una confluencia de factores está mejorando la imagen del presidente en los temas económicos.En plena recesión causada por la pandemia, con una tasa de desempleo de dos dígitos.
El gasto en sanidad por persona y en relación con el PIB también varía. Es altísimo en EE UU, muy alto en Alemania y Francia y más moderado en los países de sistema nacional de salud. Estas comparaciones se deben referir a sistemas parecidos y ajustar por criterios como el riesgo poblacional.
La batalla por la Presidencia a la que se lanzaban Donald Trump y el demócrata Joe Biden prometía ser salvaje. Pero se desató la pandemia de coronavirus, que ya mató a casi 90,000 estadounidenses, y el panorama cambió.
A razón de una sacudida y media por década, el bloque emergente nunca ha sabido realmente lo que es vivir sin presión. En los ochenta fue la crisis de deuda latinoamericana. En el ecuador de los noventa, cuando sus miembros empezaban a tener acceso a los mercados internacionales, llegó el tequilazo.
Hannah Arendt escribió que solo cuando un instrumento que usamos cotidianamente se descompone, nos fijamos en él, en cómo está hecho, en su forma y estructura, para poder repararlo.
Con la mitad de la humanidad confinada en sus hogares, 185 países afectados y más de 100,000 muertos registrados, la pandemia del coronavirus sigue reescribiéndonos el futuro. “Nada volverá a ser lo mismo”, repetimos sin descanso en el corazón de la tempestad, aferrados a un futuro inédito...
Algo me dice que la lucha contra la pandemia del Coronavirus dejará secuelas irreversibles en la manera en que vivimos. Han pasado casi 20 años de la destrucción de las Torres de Nueva York, pero aún seguimos pagando las consecuencias.
Hasta ahora. Boris Johnson, el candidato más iconoclasta que ha tenido la política británica en décadas, había decidido que no bebería de ese cáliz.
El pasado 4 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró, pues se ha vuelto una constante en sus conferencias matutinas, la necesidad de “no permitir la corrupción en jueces, en magistrados”.