PAN Y CIRCO
Siervos de la reelección
Pocas cosas nos pueden sorprender ya, el jefe del Ejecutivo ha sido más que claro, no hay confianza en las instituciones del Estado y por alguna extraña razón él siempre tiene otros números.
Pocas cosas nos pueden sorprender ya, el jefe del Ejecutivo ha sido más que claro, no hay confianza en las instituciones del Estado y por alguna extraña razón él siempre tiene otros números.
Nadie dudaría que acercar las decisiones de la “cosa pública” —la República— a los ciudadanos es deseable. La democracia ateniense, en la que los ciudadanos participaban directamente en las decisiones de la polis, ha sido la principal fuente de nuestra admiración por ese pueblo.
El presidente, un gran comunicador, lleva años evangelizando a sus seguidores más fieles y persuadiendo a millones más con un discurso simple, pero persuasivo: los ricos llenos de privilegios y corruptelas, tienen que ser erradicados del país.
Comencemos por comparar los países angloparlantes con los hispanoparlantes para extraer algunas conclusiones a partir de las enormes diferencias existentes entre ambos.
La sociedad mexicana en general, perdió su capacidad de asombro. Asombrarse del ser, de su misterio, es el principio del pensar inteligente. Nada ya de fondo le sorprende al "enjambre" social.
El pasado 29 de octubre de 2018, el presidente electo comunicó los resultados de la consulta que su equipo de trabajo implementó.
Considero que José Antonio Meade es un hombre decente. Un hombre decente que, todo indica, está dispuesto a hacer indecencias impensables en nombre de la decencia.
Kemper y Collins consolidaron la importancia sociológica que tienen cuestiones emocionales como el miedo, el enojo, la alegría, en distintas asuntos colectivos. Desde entonces fenómenos sociales como los procesos electorales han estado íntimamente ligados a tratar de explotar estos sentimientos.
El país vive una emergencia humanitaria que empuja a miles de venezolanos a emigrar cada día huyendo del hambre y las enfermedades; la hiperinflación pulveriza el salario en cuestión de días, la oposición está fracturada y cualquier protesta es brutalmente reprimida.
En las dos semanas pasadas, el tema de la sociedad civil ha ocupado un lugar simbólico importante, puesto que el relativo prestigio de este concepto ha sido utilizado en los combates políticos propios de la coyuntura.
A medida que se calienta la campaña electoral en México, las encuestas y los expertos coinciden en que el tema central para muchos votantes es la corrupción. Cada candidato acusa a los otros de haber estado involucrados en algún acto de corrupción, de ser cómplice de uno o de haberlo permitido.
Varios expresaron sus miedos a una posible presidencia (de AMLO) de carácter autoritario y de espaldas al Congreso. La acusación fue difusa pero luego adquirió concreción en el tema de la consulta popular propuesta como método político por Andrés Manuel.
Así nació el PRI, como un pacto en el que cualquier aspirante renunciaba a las armas a cambio de la posibilidad de llegar a la presidencia, por la sola elección del presidente saliente. Era una monarquía absoluta con ropajes republicanos, con un nuevo rey cada seis años.
Las elecciones que ocupan la noticia en la mayor parte de los medios y del discurso público son un buen ejemplo de ello. Todo sucede como si realmente viviéramos en un país con condiciones democráticas, donde el problema a vencer es sólo la corrupción del gobierno en turno.
Una de las generalizaciones más extrañas que escribió JSH en su intervención es la cláusula con que la cierra: "Ha fundado [AMLO] un partido para que la política no castigue a nadie" (de plano a ¿nadie?). Con la fundación del partido, por AMLO, "la política" (¿?), no castigará a nadie. Extraño.
Dado el profundo cambio en el contexto nacional e internacional, como expresidente no estoy en aptitud de ofrecer consejos ni de hacer recomendaciones de campaña ni propuestas de gobierno a los precandidatos a la presidencia de la República.
Ni siquiera se devanan los sesos para mostrarse inteligentes, paga más proyectar sagacidad y astucia. Los periódicos y noticieros no quieren citas de expertos o diagnósticos acuciosos sino frases ocurrentes y golpes verbales a la mandíbula de los rivales.
El gobierno y la coalición que postula a Meade apuesta por la pulverización del voto y por que la contienda no se centre entre dos punteros (como sucedió en 2006, con López Obrador y Felipe Calderón), pues en ese caso tiene más probabilidades de perder la Presidencia de la República.