VUELTA AL MUNDO
Turbulencias económicas y políticas en Argentina
En octubre de 2017, los resultados de las elecciones legislativas intermedias en Argentina le dieron un fuerte respaldo al presidente, Mauricio Macri.
En octubre de 2017, los resultados de las elecciones legislativas intermedias en Argentina le dieron un fuerte respaldo al presidente, Mauricio Macri.
Más de una vez he escuchado que la ola antisistema que en la última década ha afectado a muchos países del mundo, en distintas expresiones de populismo, nacionalismo, xenofobia y otros fenómenos radicales contra el orden establecido, no había alcanzado sustancialmente a España.
El Medio Oriente soporta desde hace tiempo guerras calamitosas: país contra país, guerras civiles intestinas, sangrientas pugnas sectarias y otros estallidos asociados con el conflicto entre israelíes y palestinos.
Desde que el presidente estadounidense declaró que abandonaría el acuerdo nuclear a menos que el Congreso de EU y Europa abordaran los "desastrosos defectos" del plan, Reino Unido, Francia y Alemania lograron avances significativos a la hora de abordar las preocupaciones de la Casa Blanca.
Viendo al presidente francés, Emmanuel Macron, plantar cara a la jauría enfervorizada de las centrales sindicales y el pulso que le van a echar por la reforma de los ferrocarriles públicos, me doy cuenta de que hoy el mundo no elige a gobernantes.
En tiempos del regreso de recetas neoliberales, de cruzadas contra líderes progresistas y de Donald Trump en la Casa Blanca, la VIII Cumbre de las Américas, en Lima, parece ofrecer muy poco a quienes aspiran a una Latinoamérica unida y menos desigual.
La presidencia del Consejo es una oportunidad para que Europa aprenda algo sobre Bulgaria, más allá del cliché de que es el Estado miembro más pobre y corrupto. Las instituciones búlgaras, los políticos en el poder y los funcionarios desempeñarán un papel importante en la imagen de Bulgaria.
Militar de carrera, Abdelfatah al Sisi, elegido presidente en 2014 tras encabezar en julio de 2013 un golpe de Estado que derrocó al islamista Muhamed Mursi, ha impuesto el silencio de toda voz crítica y un discurso maniqueo en el que se presenta como el único garante de la supervivencia de Egipto.
Pero si se busca explicar el punto al que ha llegado el régimen democrático en 2018 es forzoso ampliar la perspectiva y mirar los sucesivos fracasos de los gobiernos elegidos a partir de 1980, cuando el gobierno militar dejó el poder.
Cableados como estamos la mayoría de nosotros para seguir tendencias y decir que sí a cuanto se nos ofrece, las sociedades requieren de individuos excepcionales y capaces de rebelarse con un rotundo no y así preservar la dignidad de la comunidad.
No es muy aventurado decir que las elecciones del 4 de marzo en Italia son las más europeas de su historia. De una forma u otra, todo lo que está pasando a nivel político en las últimas semanas afecta o está marcado por la UE.
No hay referentes, ni modelos. Los últimos referentes, como Alemania y su hegemonía sobre Europa, han caído a manos de los partidos y de las historias pendientes de una sociedad a la que no le basta con tener unas cuentas públicas saneadas o un déficit tolerable.
En la estela de la Primavera Árabe, brotaron muchos estudios sobre las desigualdades de ingresos en la región. Todos ellos documentan niveles de desigualdad histórica e internacionalmente bajos: el Egipto de los años 2010 sería tan igualitario como los países escandinavos en los años noventa.
Se trata de un libro que recoge buena parte de su experiencia como funcionario y plasma un ideario en el que intenta explicar con argumentos, rayas, flechas y cuadros cómo pretende cambiar a su país si gana las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo.
Alemania, la que controla Europa, la que ha delineado la política de austeridad, de ajuste fiscal y de disciplina económica, provocando que el mapa continental tenga más solvencia, pero menos ilusión, el país que siempre sabe de adentro hacia fuera qué es lo que quiere y le conviene, está perdida.
La reconciliación entre Hamás y Al Fatah, anunciada en octubre como un nuevo episodio de la historia palestina tras una década de división, permanece estancada, sin horizonte y con los protagonistas en una batalla de acusaciones sobre quién es el responsable del posible colapso.
No me refiero a un ciclo impulsado hacia una única dirección para el conjunto de los países, pues la evidencia indica que nunca América Latina como un todo se comporta de forma homogénea y que siempre ha habido casos nacionales sueltos en cantidad nada desdeñable.
La ratificación y aumento de condena al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción complica todavía más el panorama político del país sudamericano, sumido en una profunda crisis institucional desde hace tres años y que este otoño celebrará elecciones presidenciales.