CONSULTORIO MÉDICO
Un virus antisistema
El negocio de las farmacéuticas es uno de los más arriesgados que existen en el panorama actual. La inversión para desarrollar un nuevo medicamento es muy abultada, y a menudo no conduce a parte alguna.
El negocio de las farmacéuticas es uno de los más arriesgados que existen en el panorama actual. La inversión para desarrollar un nuevo medicamento es muy abultada, y a menudo no conduce a parte alguna.
Puede haber trillones de especies de virus en el mundo. Infectan bacterias, principalmente, pero también abulones, murciélagos, frijoles, escarabajos, arándanos, yucas, gatos, perros, cangrejos ermitaños, mosquitos, papas, pangolines, garrapatas y al demonio de Tasmania.
“Olvidémonos: en diciembre no habrá una vacuna. No la habrá. Hay gente que a lo mejor se lo cree, pero, para todo el mundo, no la habrá. Y en el hipotético caso de que tuviésemos una vacuna, no sería la vacuna”. El único camino de regreso a la vida anterior —la vacuna contra el nuevo coronavirus—.
El biólogo evolutivo Andrew Rambaut calculó enseguida que el nuevo agente infeccioso tenía un 89% de similitud en su secuencia genética al virus del SARS que conocimos la década pasada. Otros científicos confirmaron esos resultados.
Dos décadas más tarde, el investigador del CSIC y algunos de sus compañeros son habituales en los informativos y el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, ha afirmado, quizá con cierto optimismo, que existe la posibilidad de que “los laboratorios españoles encuentren la primera vacuna”.
Los grupos realizaron encuestas en 129 países pobres y de ingresos medianos, y descubrieron que 68 de ellos habían interrumpido en cierto nivel los servicios de vacunas en clínicas y las campañas de vacunación a gran escala.
Los estudios en animales también han hecho que crezcan las expectativas. Los investigadores del Centro Médico Beth Israel Deaconess publicaron el miércoles un estudio que muestra que un prototipo de vacuna protegió a los monos del contagio del virus.
La respuesta es muy difícil porque, primero, no sabemos si realmente se conseguirá una vacuna eficaz y segura. Hay diferentes candidatas que ya han llegado a la fase 1. Solo si las vacunas superan la fase 3, se puede llegar a la producción y comercialización.
¿Va a haber vacunas? Eso sí es seguro. ¿Van a ser efectivas? Eso no lo sabemos. Por ejemplo para el VIH (el virus que causa el sida) también se han hecho vacunas, lo que no se ha conseguido nunca es que fueran eficaces.
A finales de marzo, el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, establecieron una tregua informal en la guerra verbal entre las dos grandes potencias sobre el origen de la enfermedad. Pero la tregua se rompió rápidamente.
En nuestras videoconferencias y juntas por Zoom, todos estamos preocupados por lo estresadas que están las familias, por lo que escuchamos de nuestros pacientes o sus padres sobre las tensiones de estar confinados; o por los padres cuyo trabajo requiere que salgan.
En un video publicado en YouTube el lunes 4 de mayo, una mujer describía animadamente una trama secreta de miembros de la élite global, como Bill Gates y Anthony Fauci, para aprovechar la pandemia del coronavirus y así obtener ganancias y poder político.
No hay trabajo más rudo que el de un hipocondriaco en tiempos de pandemia. Me apresuro a confesarme como hipocondriaco certificado: soy incapaz de leer o escuchar la descripción de un síntoma sin experimentarlo de inmediato.
El coronavirus es una membrana oleosa repleta de instrucciones genéticas para hacer millones de copias de sí misma. Las instrucciones están codificadas en 30,000 “letras” de ARN — a, c, g y u — que la célula infectada lee y traduce a muchos tipos de proteínas virales.
Se están tomando decisiones con consecuencias muy importantes en torno a esta pregunta que deben sustentarse en la ciencia. Pero en esta pandemia, como en anteriores, el método científico tradicional se hiperacelera.
La vacuna de bacilo Calmette-Guérin aún se usa ampliamente en el mundo en desarrollo, donde los científicos han encontrado que hace más que prevenir la TBC. La vacuna previene las muertes infantiles derivadas de distintas causas y reduce la incidencia de las infecciones respiratorias.
A lo largo de las últimas semanas he hablado con docenas de expertos sobre la Covid-19, y hay pruebas claras de que la enfermedad discrimina de diferentes maneras: mata más a los ancianos que a los jóvenes, más a los hombres que a las mujeres, y tiene un impacto desproporcionado sobre los pobres.
A medida que aparecen nuevos casos fuera de China, algunas personas, como el presidente de Estados Unidos, lo comparan con la gripe estacional. Aquí abordamos las diferencias entre ambos.
La última gran pandemia de gripe sucedió en 1968 y mató a un millón de personas. Muchas de las víctimas del actual Covid-19 la vivieron. “Qué triste es que a pesar de todos los avances médicos que se han logrado desde entonces [...] los tratamientos que podemos ofrecerles a los pacientes...
Poca gente tiene dudas a estas alturas sobre el papel de la ciencia en la crisis pandémica. Fue la ciencia quien advirtió al mundo sobre el coronavirus, con resultados nefastos para el médico de Wuhan que tuvo la osadía de decir la verdad en el primer minuto.