Estados Unidos, país cuyas fuerzas militares no fueron autorizadas por el Gobierno sirio ni por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a operar en este territorio, con sus medidas de nuevo cuño persigue perpetuar su permanencia en suelo sirio, estiman analistas.
De acuerdo a datos difundidos el pasado día 4 por la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), 60.310 personas se desplazaron de sus hogares en Idleb y Hama entre noviembre y diciembre pasado y huyeron hacia el norte, debido al deterioro de la situación de seguridad.
Por otro lado, continúan los combates entre las fuerzas armadas sirias y el Organismo de Liberación del Levante -la alianza de la exfilial de Al Qaeda- y otras facciones en la ciudad de Harasta, situada en la región de Guta Oriental, el principal feudo opositor de las afueras damascenas.
Además, once civiles perdieron anoche la vida y ocho sufrieron heridas cuando los aviones de la coalición tuvieron como objetivo un grupo de hutíes que se encontraban cerca de un restaurante en la ciudad de Zubid, al sureste del puerto de Al Hudeida, señalaron las fuentes médicas en el lugar.
El Ejército sirio limpió hoy de explosivos la zona de Guta Occidental, al suroeste de Damasco, e izó la bandera nacional en las colinas de Al Homr, en la provincia de Al Quneitra (sur del país), áreas próximas a la frontera con Israel, después de recuperar el control de esas zonas
Un total de 1.939 personas, 700 de ellas civiles, murieron el pasado mes de diciembre en la guerra en Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que precisó que es la cifra más baja de muertos en un mes en 2017, según sus cálculos.
