TRASCENDENTAL
La Muerte para el Pecado
Por su simbolismo y por la gracia que produce, el Bautismo, como lo indica San Pablo, imprime en toda nuestra existencia un doble carácter de «muerte para el pecado» y de «vida para Dios»: Es el cristianismo, propiamente hablando, una vida, no cabe duda: «Vine para que tengan vida», nos dice Jesús.