VUELTA AL MUNDO
La carrera armamentística
Aún no está claro si Moscú proporcionará al régimen sirio un sistema de misiles S300 en respuesta al ataque tripartito de Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra objetivos específicos en Siria.
Aún no está claro si Moscú proporcionará al régimen sirio un sistema de misiles S300 en respuesta al ataque tripartito de Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra objetivos específicos en Siria.
Hace muchos años que Occidente limpió sus paredes de propaganda electoral. No era la publicidad más limpia y ordenada, era como si la consolidación de la democracia hiciera innecesario aquello que dictaminó Stendhal: "Todo lo exagerado se vuelve insignificante".
Metidos ya en el octavo año de violencia generalizada en un país que hasta febrero de 2011 parecía férreamente controlado por el clan de los El Asad, Siria se acerca a un final que en ningún caso puede entenderse como una buena noticia.
Con la rendición del fundamentalista Ejército del Islam en Duma esta semana -acelerada por la masacre de 70 personas el sábado pasado, en la que, según Washington, las fuerzas leales a Asad emplearon armas químicas-, el Gobierno sirio puede atribuirse el control de la mayoría del país.
Donald Trump, con el cabello alborotado, sigue destruyendo los equilibrios geopolíticos del continente americano, mientras que, en Eurasia, dos imperios desaparecidos se dan la mano. Ni el propio Recep Tayyip Erdogan sabe hasta dónde llega la purga que ha hecho en Turquía.
Los medios de comunicación rusos habían localizado en ella todo lo que odian o temen de Washington: guerras, injerencia e imperialismo. Cuando un millonario vendedor de apartamentos como Trump descolocó a la élite del Potomac nadie bajó del alivio y muchos acariciaron el jolgorio.
Rusia no lo reconoce, pero según activistas opositores que investigan desde hace cuatro años la participación de mercenarios en las guerras de Ucrania y Siria, centenares de rusos integrados en las filas del llamado Grupo Wagner combaten al lado de las tropas gubernamentales sirias.
La reconciliación entre Hamás y Al Fatah, anunciada en octubre como un nuevo episodio de la historia palestina tras una década de división, permanece estancada, sin horizonte y con los protagonistas en una batalla de acusaciones sobre quién es el responsable del posible colapso.
Por otra parte, aquellos que respaldan y respaldarán las políticas de Israel incondicionalmente, en virtud de una cierta "lealtad ciega". Estos últimos también se pronuncian a favor de una solución de dos Estados aunque muchos de ellos en términos de un mal necesario frente al Gran Israel.
La veintena de muertos y los centenares de detenidos sitúan las protestas en una magnitud no vista desde 2009, cuando la elección fraudulenta de Mahmud Ahmadineyad desencadenó una ola de protestas que fue sofocada sin contemplaciones por el régimen.