El anuncio se da luego de que la NASA efectuara el viernes el lento traslado del enorme cohete y la nave Orión desde el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB, en inglés) hasta la plataforma de lanzamiento desde la que partirá la misión lunar Artemis I el 14 de noviembre.
Imágenes del sistema estelar binario WR140 acumuladas durante 16 años han permitido a los científicos observar el escurridizo fenómeno de la luz que acelera la materia, según detalla un estudio publicado este miércoles en Nature Astronomy.
El dron incluso se puede desplegar previamente cuando azota una tormenta fuerte, bordeando hacia su estela de destrucción y siguiendo su camino a través de la red eléctrica de la empresa de servicios públicos. Esos datos pueden señalar a los equipos de tierra exactamente a dónde deben dirigirse.
Según explica en su web ULA, un proveedor de servicios de lanzamiento de naves espaciales para la NASA, el cohete lleva acoplada la nave espacial GOES-T de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que viajará hasta "una órbita de transferencia geosincrónica optimizada".
Con un 80 % de tiempo favorable, la NASA tiene todo listo para el despegue este martes de un cohete de la compañía United Launch Alliance (ULA) con un satélite ambiental de alta definición, que medirá con mayor precisión y anticipación huracanes, tormentas eléctricas y tornados, entre otras...
Debido a que las tormentas con nombre están llegando antes y se forman con más frecuencia en aguas más cálidas del Atlántico, los meteorólogos acordaron el miércoles dejar de usar el alfabeto griego para los años con mayor actividad.
Científicos descubrieron una mezcla de dos temidos desastres _ huracanes y terremotos _ que puede durar días y sentirse como un sismo de magnitud 3,5.
Cuando una de las tormentas más letales jamás registradas en el hemisferio sur causó devastación durante su paso por Mozambique, Malaui y Zimbabue en marzo, fue nombrada ciclón Idai. Sin embargo, el inmenso soplido que golpeó de refilón a Guam en febrero fue el tifón Wutip.
Con la energía hidráulica plenamente incorporada desde hace décadas a las matrices eléctricas de algunas de las mayores potencias latinoamericanas, con Brasil a la cabeza, el viento y el sol empiezan a tomar el relevo.
Estudio tras estudio muestra que el cambio climático en general hace que los huracanes sean peores. Determinar el papel que juega el calentamiento global en una tormenta específica como el huracán Florence o el tifón Mangkhut no es tan sencillo, al menos no sin detallados análisis estadísticos.
La velocidad a la que se desplazan los ciclones tropicales se ha ralentizado cerca de un 10 % en los últimos 70 años, una tendencia que incrementa el impacto de las inundaciones que pueden provocar, según un estudio que publica hoy la revista Nature.
Estados Unidos enfrenta una temporada de huracanes en el Atlántico superior al promedio y la Costa Este y el Golfo de México tienen casi las mismas posibilidades de ser impactadas por un huracán de gran intensidad, dijeron el jueves meteorólogos de la Universidad Estatal de Colorado.
Convencidos de que el cambio climático no está en discusión y en el Caribe toca las puertas en forma de huracán, el expresidente estadounidense Bill Clinton y líderes de la región discutieron planes de recuperación y financiación más efectivos a dos meses del inicio de la temporada ciclónica 2018.
Más de 350 representantes de gobiernos, fundaciones, empresas y organizaciones sociales caribeñas se darán cita en la Universidad de Miami para la presentación de la llamada Red de Acción para la Recuperación tras un Desastre (Action Network on Post-Disaster Recovery).
