Verdadera felicidad
En una ocasión, un Rey de un lejano País -pensando en que era necesario que su pequeño hijo conociera las necesidades de su Pueblo- tomó al pequeño heredero y lo llevó a dar un paseo por el campo.
En una ocasión, un Rey de un lejano País -pensando en que era necesario que su pequeño hijo conociera las necesidades de su Pueblo- tomó al pequeño heredero y lo llevó a dar un paseo por el campo.
Cuenta una leyenda que había dos niños patinando sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación; cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.
Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: ámela. Luego se calló.
Un joven que trabajaba en una escuela aparecía todos los días por la puerta principal con una misteriosa caja de plástico entre sus manos. A juzgar por el gesto que hacía mientras la transportaba, no se trataba de una caja ligera.
Hacer felices a los otros es el secreto de la propia felicidad. La economía de la alegría es extraña. Un dolor compartido se reduce a la mitad, pero la felicidad compartida se multiplica al doble.
"No podía decidirme pues son tantas las maravillas". "Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos discutirlo. La muchacha titube� y después leyó: Creo que la sietes maravillas de mundo son: Poder tocar, Poder saborear, Poder ver, Poder escuchar.
Había una vez un pequeño niño quien quería conocer a Dios. Sabía que sería un largo viaje para llegar a donde Dios vivía, entonces preparó su pequeña maleta con unos cuantos panecillos y un paquete de seis cajitas de zumos naturales antes de emprender su partida.
Dicen que un día llegó un hombre al cielo. Su sorpresa fue inmensa cuando descubrió que en la puerta del cielo no había nadie. San Pedro se había ido a alguna emergencia. Siguió avanzando el hombre y descubrió que en la pared estaba el anuncio de despedida de Dios.
Cuenta la historia, que se habían hecho novios con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que un día, cuando ella tuvo dieciocho y él veintitrés, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran.
Creo que casi todos la conocemos ya. Se trata de una vieja leyenda que cuenta que, un buen día, el rey de una lejana comarca recibió en obsequio dos pequeños halcones, que entregó al maestro de cetrería para que los entrenase.
Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.
"Te vi ayer cuando comenzabas tus tareas diarias. Te levantaste sin orar a tu Dios, en todo el día no hiciste nada de oración. De hecho, ni recordaste bendecir tus alimentos. Eres muy desagradecido con tu Dios, y eso me gusta de ti.
No podemos dejarnos llevar de nuestros primeros impulsos. Personas hay, muchas, muchísimas, que fácilmente reaccionan violentamente al más mínimo contratiempo, y no se dan tiempo de digerir lo que les ha sucedido o lo que le están diciendo.
Un hombre dormía en su cabaña, cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios. El Señor dijo que tenía un trabajo para él, y le enseño una gran roca frente a la cabaña, le explico que debía empujar la piedra con todas sus fuerza.
Un viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La Familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacía el alimentarse un asunto difícil.
Estos personajes representan el mito del niño que no quiere crecer. En la sociedad de hoy en día hay muchos pequeños Peter y Wendy. Pero no es que no quieran crecer y convertirse en adultos, es que de manera consciente o inconsciente sus padres no les facilitan este aprendizaje.
Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa y la guardó en su talega. Un día se encontró con un viajero y, al abrir su talega para compartir con él sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidió. El monje se la dio sin dudarle.
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo apreciaba mucho y todos los días jugaba a su alrededor. Trepaba por el árbol, y le daba sombra. El niño amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
A lo mejor has oído aquel chiste de Eugenio del mudo de nacimiento. Iban pasando los años y el muchacho no hablaba. Sus padres lo llevaban de médico en médico, sin resultado, hasta que finalmente dieron el caso por imposible. No encontraban ninguna causa fisiológica de aquel absoluto mutismo.
Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un chapulín. "¿Hacia dónde te diriges?", le preguntó. "Tuve un sueño anoche, soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo".
Había un hombre muy perseguido, no tanto por la suerte como por los demás hombres, sus prójimos y, especialmente, por los que debieran profesarle cariño y tenerle ley. No parecía sino que, por negra fatalidad, a Zenón -que así se llamaba- toda la miel se le volvía hiel o mejor dicho, ponzoña.
La mártir de que voy a hablaros tuvo la ropa blanca por docenas de docenas, bordada, marcada con corona y cifra, orlada de espuma de Valenciennes auténtico; de Inglaterra le enviaban en enormes cajas, los vestidos, los abrigos y las tocas; en su mesa abundaban platos nutritivos, vinos selectos.
Un hombre tenía un sembradío de flores estupendas; cada día salían de su cultivo centenares de paquetes a vender a la ciudad con las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer. Este señor año por año ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad.
El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador, sin embargo este propósito parecía una locura desde todo punto de vista. Su trabajo era humilde, y de extenuantes horas a la intemperie. No tenía el dinero para pagar a sus maestros, ni ningún tipo de conocimientos.
En una aldea remota vivían un anciano y su anciana mujer. Las amarguras y la vida dura les habían curtido el corazón. De las alegrías de los primeros tiempos pasaron a vivir discutiendo y gritándose el día entero.
En la plaza principal de una gran ciudad, un ateo decía cierto día, un discurso en el que blasfemaba groseramente el nombre de Dios. Por fin, exclamó, como, con soberbia y en tono autoritario: - Doy cinco minutos a Dios para que me mate, si es que dice la verdad!
Joven: maestro, te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿por qué lo haces ahora que él no puede verlo?. Sabio: lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo.
Abrelatas, para abrir el corazón endurecido. Cuchillo bien afilado, para cortar vicios y malas costumbres. Destapador, para destapar lo atorado en las relaciones familiares. Colador, para pasar por alto las ofensas y purificar intenciones.
Es importante saber que existen clavos que podemos utilizar para sacar algunos otros que nos lastiman, a veces desde hace largo tiempo: el rencor con el perdón, el odio con el amor, la tristeza con la alegría, la inseguridad con la confianza, la ira con la paz, la autolástima con la autoaceptación.
A veces la rutina de la vida diaria, cuando es idéntica, y no existe ninguna variación, puede producir la pérdida de la noción del tiempo, o sea la confusión entre el ayer y el hoy y puede inspirar un sentimiento de inmortalidad.
La película "Match Point" de Woody Allen, tiene el acostumbrado punto de vista filosófico de este autor, que vuelve a reiterar en este trabajo, su perspectiva pesimista, la falta de sentido de la vida y el carácter imprevisible y caótico de la existencia.
Había una vez una joven de origen humilde, pero increíblemente hermosa, famosa en toda la comarca por su belleza. Ella, conociendo bien cuánto la querían los jóvenes del reino, rechazaba a todos sus pretendientes, esperando la llegada de algún apuesto príncipe.
Hoy os comparto un video. Se titula "desconecta para conectar". Dura 90 segundos. Tomate el tiempo, 90 segundos solamente para reflexionar sobre lo que realmente es importante.
Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas. Él dijo, "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros."
Tengo en mis manos dos cajas que Dios me dio a guardar. Me dijo, "Pon tus tristezas en la negra, y todas tus alegrías en la de oro." Seguí estas palabras y en ambas cajas, tristezas y alegrías guardé.