El año que termina tenía que ser relativamente apacible. Tanto el Gobierno argentino como los analistas financieros dibujaban, a finales de 2017, un horizonte tranquilo: crecimiento económico superior al 2%, inflación controlada por debajo del 15% y un dólar estable, en torno a los 20 pesos.
El jefe de la gigante petrolera rusa Rosneft dijo el miércoles que la caída de los precios mundiales del crudo se debe principalmente a un nuevo aumento de las tasas de interés anunciado por la Reserva Federal de Estados Unidos la semana pasada.
El presidente Donald Trump arremetió contra la Reserva Federal el lunes después de que funcionarios del gobierno pasaron el fin de semana tratando de asegurar a los mercados que Jerome Powell estaba a salvo como como presidente del banco central estadounidense.
La desaceleración del crecimiento a nivel mundial seguirá pesando sobre los mercados y la visión de economistas, que sienten que el final del año llega cargado con un tono pesimista que ha llevado a las acciones y al petróleo a hundirse en los últimos días.
La economía de Argentina está terminando un año de “tormentas interminables”, en palabras del presidente Mauricio Macri. Las turbulencias incluyeron una sequía severa, los efectos de las subidas de tasas de la Reserva Federal estadounidense, el derrumbe del peso y errores de política del Gobierno.
Argentina está cerca de finalizar un año de “tormentas interminables”, según las palabras del presidente Mauricio Macri.
Los precios del petróleo subieron el miércoles, recuperando parte de lo perdido en la rueda previa, tras datos que mostraron una fuerte demanda por productos refinados, pero el ánimo se mantuvo negativo ante una demanda menguante y el temor a un exceso de suministro.
América Latina atraviesa un período de crecimiento económico lento y enfrenta un panorama complejo en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, además de las alzas de tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
Los precios del crudo cayeron más de un 5 por ciento el martes, en su tercera sesión consecutiva de declives, tras reportes de que la producción de Estados Unidos seguirá aumentando incluso si la demanda se debilita y el crecimiento global se deteriora, como esperan muchos analistas
La producción industrial en Estados Unidos subió en noviembre, cuando un incremento de la producción minera y de energéticas fue contrarrestada por caídas en otros sectores incluyendo equipamiento para negocios y construcción.
El riesgo de una recesión en Estados Unidos en los próximos dos años ha aumentado a 40 por ciento, según un sondeo de Reuters entre economistas que también mostraron un cambio significativo en las expectativas hacia menos alzas en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal el próximo año.
El cobre y otros metales básicos subían el martes gracias a una leve depreciación del dólar y una vuelta del apetito de los inversores por activos más riesgosos tras una liquidación en la sesión previa.
El crecimiento del empleo en Estados Unidos se desaceleró y los salarios mensuales aumentaron menos de lo previsto, lo que sugiere cierta moderación en la actividad económica que podría respaldar las expectativas de menos alzas de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal en 2019.
Los aranceles comerciales más altos han tenido un efecto "relativamente pequeño" en la economía hasta ahora, pero han afectado la confianza y algunas inversiones comerciales, lo que perjudica el empleo y el crecimiento en Estados Unidos, dijo el presidente de la Reserva Federal de Nueva York.
Hace apenas unos meses, parecía que la riqueza mundial era cada vez más sólida. Por primera vez desde la crisis financiera global que acabó con la riqueza, las principales economías estaban creciendo acompasadamente.
El gobierno del presidente Donald Trump generó dudas el martes sobre la solidez de la tregua comercial entre Estados Unidos y China, contribuyendo al desplome de los mercados bursátiles e incrementando los temores de una recesión económica global.
La información se conoce en momentos en que muchos inversores buscan señales de que el ciclo de endurecimiento monetario de tres años de la Reserva Federal esté llegando a su fin, luego de un aumento de tasas previsto para este mes, que sería el cuarto del banco central este año.
El gasto del consumidor en Estados Unidos anotó en octubre su mayor incremento en siete meses, pero las presiones a los precios subyacentes se desaceleraron y una medición de inflación seguida por la Reserva Federal anotó su menor incremento anual desde febrero.
América Latina atraviesa un período de crecimiento económico lento y enfrenta un panorama complejo en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, además de las alzas de tasas de interés por parte de la Reserva Federal.
Las tensiones comerciales y tasas de interés más altas están desacelerando la economía global, aunque por ahora no hay indicios de un drástico deterioro de la actividad, dijo el miércoles la OCDE, que redujo sus perspectivas de expansión para el próximo año.
