Los abusos a los que son sometidos los migrantes en los centros de detención en México crecen cada día más en medio de la virtual crisis humanitaria que afrontan miles de extranjeros, sobre todo centroamericanos, especialmente en la frontera sur del país.
Fuerzas federales fueron alertadas en México sobre la posible presencia de tres terroristas del Estado Islámico (EI), que estarían intentando ingresar a Estados Unidos en forma clandestina.
La familia Aguilar se había estado preparando desde febrero para emigrar al norte. Pidieron prestados 2600 dólares, le dieron un adelanto al contrabandista y a mediados de junio dejaron su casa, en el norte de Guatemala.
El gobierno de México y la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) unieron fuerzas a favor de los niños migrantes, el eslabón más débil en el éxodo en curso de extranjeros sin documentos desde Centroamérica hacia México y Estados Unidos.
Los gobiernos de México y El Salvador lanzaron una ambiciosa estrategia a la que se sumarán luego Honduras y Guatemala para promover el crecimiento económico en Centroamérica, a fin de desalentar la avalancha migratoria que perfila una verdadera crisis humanitaria en la zona.
El gobierno mexicano acorrala cada vez más a los migrantes después de que hace apenas seis meses les daba la bienvenida y preconizaba una política de puertas abiertas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado este lunes que el servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, según sus siglas en inglés) comenzará la próxima semana a deportar a millones de migrantes que se encuentran en Estados Unidos de forma ilegal.
El gobierno de México mostró su molestia por la indiferencia de la comunidad internacional ante la peor crisis migratoria en la era reciente en la región Centro y Norteamérica, agudizada por las presiones del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
El despliegue de 6,000 miembros de la Guardia Nacional en la frontera sur del país, como parte de los acuerdos con Estados Unidos para evitar la aplicación de aranceles a las exportaciones mexicanas, comenzó este fin de semana, generando miedo y zozobra entre migrantes.
Con carteles y paraguas en las manos, decenas de personas protestaron el domingo bajo una intensa lluvia afuera de un inmueble del sur de Florida que se ha convertido en el sitio más grande del país para la detención de inmigrantes menores de edad.
El mecánico cubano de 36 años tiene la mirada perdida mientras recuerda cómo funcionarios de la estación migratoria Siglo XXI rompieron el documento que le acreditaba como solicitante de refugio en México. Era el principio de una pesadilla que empeoraría con la llegada de más migrantes detenidos.
Miles de efectivos de la Guardia Nacional y miembros de otras fuerzas de seguridad se están desplegando en la frontera de México con Guatemala, mientras las autoridades mexicanas tratan de cumplir el reciente acuerdo con el gobierno estadounidense para reducir la migración no autorizada.
Centroamérica fue el "convidado de piedra" en las recientes negociaciones entre México y Estados Unidos que conjuraron el riesgo de que se aplicara desde el pasado lunes 10 un 15% de aranceles a las exportaciones aztecas al país vecino.
Los acuerdos para conjurar la aplicación de aranceles a las exportaciones aztecas a Estados Unidos obligarían a recibir de vuelta a unos 50,000 migrantes en México, lo que hace temer una crisis humanitaria en la frontera común.
Un jurado de Tucson, Arizona, ha sido incapaz de llegar a una conclusión en el juicio contra un activista de una organización que ayuda a inmigrantes sin papeles que se juegan la vida en el desierto de Sonora.
En un atiborrado tribunal de San Diego, madres migrantes arrullan a sus inquietos bebés mientras esperan su comparecencia ante un juez. Después de un breve diálogo, son enviadas a México, en donde podrían pasar meses, o incluso años, antes de que sus casos sean procesados en Estados Unidos.
El Gobierno del presidente Donald Trump está cambiando la forma en que evalúa a quienes quieren patrocinar a los menores que cruzaron solos la frontera con México, en un esfuerzo por acelerar la liberación de miles de niños migrantes que actualmente están bajo custodia estadounidense.
El intento del presidente de México, Andrés López Obrador, de convertir en una "fiesta de unidad" el acuerdo alcanzado para evitar que su par estadounidense, Donald Trump, le impusiera a su país aranceles se vio ensombrecido por las críticas de uno de sus principales aliados.
Organizaciones civiles cuestionar la decisión del gobierno de enviar 6,000 elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur, para contener el flujo migratorio bajo el argumento de que "militarizará" la zona. "México no debe dejar que las vidas humanas se utilice como moneda de cambio con los EU".
El gobierno mexicano reforzó su control fronterizo en medio de las acusaciones del presidente de Estados Unidos Donald Trump de negarse a frenar el alud de centroamericanos que llegan a su país.
