Dejaron huella en la propia vida
A quienes me hicieron algún daño, a quienes apagaron ilusiones sanas, a quienes me apartaron de personas buenas, puedo perdonarles, al mismo tiempo que busco curar las heridas que tal vez siguen todavía abiertas.
A quienes me hicieron algún daño, a quienes apagaron ilusiones sanas, a quienes me apartaron de personas buenas, puedo perdonarles, al mismo tiempo que busco curar las heridas que tal vez siguen todavía abiertas.
En primer lugar, nos presenta la parábola de un hombre que tiene dos hijos y les pide a ambos que trabajen en su campo. El primer hijo dice que no lo hará, pero de hecho termina haciéndolo; el segundo hijo dice que hará el trabajo, pero acaba por no hacerlo. ¿Cuál es el buen hijo?...
Conocer y amar a Jesús y hacerlo conocer y amar, es una dinámica que debería impulsar el caminar de todo bautizado. La fe, no es una respuesta que definitivamente produzca el fruto que Dios espera de cada uno de nosotros. Es una semilla que necesita de atención permanente.
Las decisiones que tomamos tienen sus consecuencias. Algunas nos parecen buenas, porque pensamos que los resultados de aquella actividad serán útiles y buenos. Otras las juzgamos como malas: la visita al hospital ha provocado un contagio que, incluso, no solo me afecta a mí, sino a otros familiares
El pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Dará vida eterna a quien haya seguido el camino de la gloria, del honor y la inmortalidad, siendo constante en hacer el bien; y en cambio habrá sentencia de reprobación para quienes no han seguido la verdad, sino más bien la injusticia" (Rom 2,5-8).
¿Salvar la Tierra? En realidad ya la estamos salvando, si bien aún nos queda mucho camino por recorrer. Ciertamente, los ejemplos aquí citados son sólo de dos países. Además, son países del así llamado “primer mundo”. La situación en países menos avanzados es diversa.
Los varios significados mostrados, nos permiten ver que sólo la persona humana tiene capacidad de escuchar. La escucha, en el aspecto psicológico, pertenece al campo de lo personal; no escuchamos «algo» sino a «alguien». Podemos oír ruidos, voces, sonidos..., pero escuchamos a personas.
Sólo por ese motivo ya sería algo grande ir a Misa. Sorprende y entristece ver la facilidad con que dejamos de hacerlo, a veces por flojera, otras veces porque la prisa de la vida, que también se hace presente los fines de semana, nos hace ver ese “dar gracias” como una pérdida de tiempo.
El bienestar físico es un valor casi universal. Algunos, además, persiguen ansiosamente una especie de “eterna juventud”. Realizan operaciones de cirugía estética, masajes, ejercicios especiales para adelgazar, inyecciones “rejuvenecedoras”, lociones y cremas de todo tipo...
En nuestra relación con Dios, confiar en Él es lo más importante. Creerle a Él, esperar en Él, tener fe en Él es una muestra de nuestra confianza y abandono hacia Él. Cuando dejamos de confiar sólo en nosotros y empezamos a confiar más en Él, los caminos se abren y las veredas se enderezan
En aras de que reubiquemos una retórica que sea vivencial, con especial atención a los gritos silenciosos de quienes claman justicia y de quienes por derecho les corresponde un lugar digno en este mundo; seamos valientes cada vez que nos corresponda decidir en torno a los más vulnerables.
Entonces todo quedará iluminado de una manera distinta, y nuestros ojos percibirán, gracias a la misericordia que cura, un horizonte maravilloso de bondad y de belleza. Seremos así capaces de vivir la plenitud de la Ley: amaremos a Dios y a los hermanos (cf. Mt 22,36-39).
La guerra no ha desaparecido. Violencia, terrorismo y ataques armados estallan cada día, en cualquier ángulo de nuestro planeta. Niños y viejos, impresionados por las horribles y tremendas imágenes que todos los días penetran los hogares por medio de la televisión, acaban acostumbrándose.
Resultaría curiosa una pregunta como ésta: ¿Quién habla más alto, un vivo o un muerto?... Habría motivo para reírse con gusto si la pregunta se hiciera en serio. Porque sabemos de sobra que los únicos que hablan son los vivos, pues los muertos están bien callados en sus tumbas...
Quienes tienen la tarea de enseñar, sea en los niveles más básicos, sea también en la universidad, no son ajenos a este problema: ¿para qué tanto esfuerzo por preparar bien clases y por corregir tareas, si luego mucho va a quedar sepultado en el olvido para cientos de alumnos?
Necesitamos una mejor comprensión de la salud mental. El hecho es que no todos tienen los circuitos internos que les permitan la resistida capacidad para la estabilidad y animación. La salud mental de uno es paralela a su salud física, frágil y no totalmente bajo su control.
Recuerdo que hace ya muchos años llamó mucho mi atención un artículo del sacerdote y escritor José Luis Martín Descalzo titulado “El pecado de la tristeza” y recuerdo también que la primera reacción fue una cierta sensación de incomodidad ante el título, una mezcla de extrañeza y enfado a la vez.
En la medida que nuestra fe sea más fuerte y mediante una vida de oración constante, podemos ir discerniendo cada vez más la voluntad de Dios. La lectura de la Sagrada Escritura, que es la palabra viva del Señor, es también el instrumento por medio del cual Dios se comunica con nosotros.
En nuestra concepción popular, todos nos imaginamos a Dios como varón, célibe y, generalmente, descontento y decepcionado con nosotros. Luchamos por pensar que Dios es feliz con nuestras vidas y, más importante aún, que Dios se encuentra feliz, alegre, relajado y sonriente.
¿Valdrá la pena sacrificar la vida por tener un rostro casi perfecto, por tener la cintura más pequeña y decir que eso es belleza? No seamos víctimas del negocio de la imagen, de algunos medios de comunicación que transfieren semblantes de perfección, porque esto no existe.
San Juan Bautista no trató de aprovechar su misión para promoverse a sí mismo. El pudo haber fingido ser el Mesías y haber explotado la credulidad del pueblo. Pero él era sincero y humilde, no sólo admitió que no era el Mesías, sino también que no era digno ni siquiera de ser su esclavo.
Una escuela superior ha realizado durante años un Plan de lectura con títulos de autores de una época determinada y con finalidades de compromiso progresivo, géneros y tendencias ideológicas diversas con el fin de lograr. Al fin de cinco años, una idea global de los escritores de esa época o siglo.
Es este motivo para impulsar que esta nueva institución pueda reequilibrar la vida de la tierra y no gravar ulteriormente la condición de los países pobres. Se debe llegar a 71 países firmantes para poder proceder con el nacimiento formal de la institución.
San Francisco fue un enamorado del Señor y de sus enseñanzas (la cultura de la vida y del amor). No es preciso que lleguemos a santos, pero con un poco de su espíritu que adoptemos, seremos capaces de cambiar el mundo, salvando a la naturaleza y a nosotros mismo.
¿Cómo será este cuerpo? No lo sabemos con certeza, sólo lo podemos imaginar contemplando el cuerpo de Cristo resucitado: un cuerpo con ciertas similitudes al cuerpo terrenal, pero no sujeto a sus leyes, un cuerpo perteneciente a otra dimensión, a la dimensión de la vida eterna.
Ha habido y hay actitudes muy diversas ante todo lo que significa la epidemia (o pandemia) por Covid-19. Unos pocos han querido verla como un peligro de poca importancia. Otros, tal vez muchos, la han observado con miedo, sea por lo que provoca en los enfermos, sea por las consecuencias que tiene
Además, he dejado de lado lo que se refiere a los muchos males e injusticias, provocados por decisiones humanas. Elaborar algo para comprender mejor por qué somos libres y por qué esa libertad ha llevado y lleva a provocar tanto dolor en otros, exige un esfuerzo enorme que por ahora dejo de lado.
Tenemos que propiciar una vida más espiritual para rescatar lo más humano de nuestra existencia, aceptando que también a nosotros el mal nos ha afectado adormeciendo nuestra conciencia y desdramatizando muchas situaciones pecaminosas ante las cuales debemos reaccionar enérgicamente.
«Estoy profundamente impactada, y creía que nada podría afectarme», reconoce Linda refiriéndose a las víctimas. «Están tan destruidas que están como muertas, a modo de “muertos vivientes”. Si la gente viera esto nunca querría la legalización [de la prostitución]».
El Papa Juan Pablo II, ahora canonizado, al recibir a los participantes del XVIII Congreso Internacional de la Sociedad de Trasplantes, defendió la donación de órganos, pero señaló enérgicamente que la clonación para esos efectos es totalmente inaceptable desde el punto de vista moral.
Los dioses disfrazados de mendigos se sintieron llenos de agradecimiento y admiración. Llevados por esos sentimientos hicieron una promesa a Filemón y Baucis. Cumplirían los deseos que la fiel pareja tuviera bien pedirles. Y ellos, enamorados, le pidieron la gracia de morir juntos y abrazados.
A veces vemos la soledad como un gran mal, sin saber que estar solos también es una oportunidad para crecer, entendernos y tratar más a Dios. La tentación del hombre –hoy más que nunca- es la superficialidad, es decir, el vivir en la superficie de sí mismo.
¿El mantenimiento de esos bienes no supondrá gastos extraordinarios que podrían destinarse a la lucha contra el hambre? No, porque se auto-mantiene con el valor de la entrada a museos… y contratos como los que facilitaron la restauración de la Capilla Sixtina sin poner un peso.
Entonces "Llamaron, pues, por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es un pecador". Dar gloria a Dios es dar testimonio de la verdad, pero ellos eligen un falso testimonio contra Jesús como pecador.
La unidad no quiere decir uniformidad pero sí confluencia de voluntades para conseguir un bien común y general. Todas las fuerzas bien armonizadas y conjuntadas harán posible que se consigan los objetivos que más preocupan a todos: la justicia, la paz, el respeto y la solidaridad.